Lollapalooza y sus degeneraciones idiomáticas varias como "Lolapartusa", "Lavaloza", "Lavaposer", etc, fue durante dos días el epicentro musical. Alguien amante de los conciertos, como yo, tuvo la oportunidad de venir de Copiapó, luego de programar las vacaciones en torno al dichoso festival.

Así que luego de caminar muchas cuadras por el centro de Santiago el viernes para retirar mi entrada que había comprado por Internet en Copiapó y debía retirarla sólo en FeriaTicket  comenzó  el periplo al famoso festival.

Esa noche con Lisa, mi compañera en esta cruzada, llegamos a la conclusión que veríamos bandas internacionales y nacionales por algo así como 2 mil pesos por los 2 días. El análisis mercantil surgió de la conversación sobre lo caro que es acudir a eventos de este tipo y que en caso de provincianas como yo, el gasto se ve incrementado por el traslado y hospedaje.

Sábado, calor en Santiago, pero que ayuda la empatía que se tiene con los rayos del astro rey en  Copiapó durante el verano, así que había que hidratarse afuera, debido a que uno suele entregar a Carabineros las botellas de plástico con agua cuando revisan tu bolso o mochila. Y en esa jornada no fue la excepción,porque personal policial nos esperaba para darnos la bienvenida a Lollpalooza 2011 en el Parque O’higgins y de paso revisar nuestras pertenencias o hacer entrevista como pude escuchar a un funcionario consultandole muchas cosas a un ciudadano del Perú como  con quién iba, qué hacía en Chile, entre otras interrogantes.

Posteriormente entré al recinto donde cada año se hace la Parada Militar los19 de septiembre y ahí habían dos escenarios grandes que tenían el nombre de un auspiciador, uno mas pequeño para el rincón de los niños, la cúpula para la electrónica y otro lugar cerrado al nunca fui muy de cerca, porque las veces que quise acudir supe que estaba con gente, como fue el caso con. Davendra Banhart.

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