La evaluación definitiva del sisetma de AFP tendrá que esperar hasta fines de la próxima década, cuando comiencen a jubilar las primeras personas insertas en el nuevo sistema. Por Beatriz Kunstmann
Titulo Exterior:
AFPs: ¿Salen ganando o perdiendo los pensionados?
La evaluación definitiva del sisetma de AFP tendrá que esperar hasta fines de la próxima década, cuando comiencen a jubilar las primeras personas insertas en el nuevo sistema. <b>Por Beatriz Kunstmann</b>
“No es la primera crisis que enfrentan”, “son ahorros de largo plazo”, éstas son algunas de las frases con que las Administradoras de Fondos de Pensiones de Chile (AFP) lanzaron hace un tiempo una campaña publicitaria, encabezada por reconocidos actores nacionales -que eventualmente están en edad de jubilar o bien ya jubilaron- para mejorar la imagen de un sistema que ha sido duramente cuestionado en el último tiempo, especialmente, después de que se perdieran varios millones de pesos en el mercado financiero a consecuencia de la crisis subprime. Ante esta situación, es válido preguntarse: “¿Es realmente deficiente el sistema?”. La respuesta a esta pregunta la trataremos de responder en las próximas líneas.
Es necesario hacer un poco de historia; recordando que las AFP en Chile nacen en 1980 por el Decreto Ley Nº 3.500, el que reformó el sistema de pensiones nacional, pasando desde un formato solidario a uno de capitalización individual. Antiguamente eran los trabajadores activos, los que con sus cotizaciones, financiaban las pensiones de la población pasiva. El éxito de este sistema dependía, necesariamente, de la relación existente entre trabajadores y pensionados. En 1955 había en promedio en Chile 12,2 trabajadores cotizantes por cada pensionado, sin embargo, ya en 1980, la relación era sólo 2,5. Esto significaba que se requería de varios trabajadores para poder financiar el pago mensual de un pensionado.
Por si lo anterior fuera poco, era común, en los trabajadores, hacer sus cotizaciones por el valor mínimo, ya que era conveniente para ellos y también para los empleadores (quienes además debían aportar una porción de la cotización). Así, en los últimos años, se regularizaba la forma de cotizar de estos trabajadores, ya que el sistema entregaba pensiones en función de las últimas remuneraciones recibidas por ellos.
En consecuencia, el antiguo sistema de pensiones solidario no daba abasto y se requería de una modificación, pasando así al actual sistema de capitalización individual, en el que cada trabajador ahorra el 10% de sus remuneraciones mensuales, ahorro que es gestionado por alguna de las Administradoras de Fondo de Pensiones. Un sistema que en general ha sido exitoso si se considera que han sido pocos los años en que la rentabilidad de las AFP ha sido negativa, pero, en las situaciones actuales, donde por ejemplo el Fondo A llegó a tener pérdidas cercanas al 40%, es válido cuestionarlo.
Otro tema que aparece son los bajos ingresos que tienen algunas personas que ya han jubilado con el sistema de las AFP, pero debemos considerar que no hemos completado 30 años de uso de este sistema, ya que son personas que se cambiaron desde el antiguo fondo solidario a la capitalización individual y, en consecuencia, su dinero perdió años de rentabilidad. A ellos sólo se les entregó un bono de reconocimineto al momento en que se cambiaron de sistema, el cual, aparentemente, no fue suficiente.
Lo anterior es aplicable a los trabajadores contratados, pero ¿qué pasa con los trabajadores independientes?. Ellos no están obligados a cotizar mensualmente, sólo lo hacen en forma voluntaria si así lo desean, y, los que lo desean, son realmente pocos. Tal vez sea porque, con su nivel de ingresos, consideren más necesario ese dinero ahora y no después, o porque son ellos mismos quienes tienen que hacer el trámite de ir a pagar mes a mes su cotización y no su empleador, como es para los trabajadores dependientes.
Lo importante es que los ahorros en las AFP efectivamente, como decía en la publicidad la actriz Delfina Guzmán, "son inversiones de largo plazo", por lo tanto, el análisis debe hacerse en el largo plazo, con un horizonte cercano a los 40 años, que es el tiempo promedio en que un trabajador cotiza sus ahorros previsionales.
Como todo, el sistema es perfectible, de hecho sin duda se pueden mejorar algunos aspectos, especialmente lo relacionado con los trabajadores independientes y, tal vez, reparar o compensar de mejor forma a las personas que se cambiaron a las AFP en los ochenta, pues ellos creyeron que tendrían mejores pensiones. Sin embargo, la evaluación definitiva del sisetma de AFP tendrá que esperar hasta fines de la próxima década, cuando comiencen a jubilar las primeras personas que hayan cotizado toda su vida activa en las AFP.