Robin Hood y la Intendenta Van Ryselberghe

Si partimos de la base que lo acontecido con la Intendenta Van Ryselberghe es cierto, y no se trata sólo de una curiosa confusión, nos encontramos frente a una situación que merece ser vista muy, pero muy detenidamente.
Cuenta la historia que la gobernadora gestionó aportes dentro de los fondos destinados por el gobierno a los damnificados por el terremoto, para un grupo de pobladores que se encontraban viviendo en malas condiciones, pero que no eran damnificados precisamente.
Ahora bien, lo interesante de la historia es que no parece tan sencillo reprochar una conducta en que mediante actos ilícitos se busque beneficiar a otros que también se encuentran en situación de vulnerabilidad. Si los fondos obtenidos hubieran ido a dar a sus arcas personales, sin duda que inmediatamente le habríamos censurado; pero la actitud de la gobernadora casi la transforma en una especie de Robin Hood que les quita a unos, para darle a otros, a los que considera más desamparados, y díganme, ¿Hay alguien que no vea a Robin Hood como un héroe?
Más allá de la literatura me pregunto si los hechos acaecidos ¿Son castigables moralmente? ¿O en este caso la ley y la moral siguen caminos distintos?. Porque legalmente todos parecen concordar en que las falsificaciones y disposiciones de fondos arbitrarios supuestamente ocurridos, son del todo reprochables, pero si los mismos hechos son vistos desde el ojo moral ya no es tan tajante el juicio, (por lo de Robin Hood que ya señalaba), parece que el popular refrán “el fin justifica los medios” acá cobra plena vida.
Ahora, si entendemos por moral la práctica real de las personas que se expresa por costumbres, hábitos y valores aceptados, me pregunto inmediatamente si en nuestra sociedad puede ser considerado un valor aceptado realizar maniobras como la de la Intendenta para beneficiar a algunos. Confío que eso no sea así, y que la legitimidad sea en realidad el valor utilizado por la gran mayoría de nosotros, puesto que dejar las decisiones que afectan a la sociedad entera en manos de uno solo, pasando por sobre lo acordado por todos, implica volver a estados iniciales de civilización.
Espero que todas aquellas autoridades que aún piensan que desde el poder pueden pasar por sobre las normas, para determinar ellas lo que ya determinamos todos, vulnerando la equidad y la transparencia, comprendan que deben moverse dentro de las facultades que legalmente les han sido otorgadas, puesto que de lo contrario su actuar es reprochable no sólo desde la legalidad, sino también desde la moral, lo que es aún peor.
Foto portada: www.coronel.cl