Para nadie es un misterio la enorme influencia que ejercen los medios de comunicación en nuestro país. El denominado cuarto poder marca pautas en la AGENDA PAÍS y es letal al momento de cumplir su rol fiscalizador.
Por lo mismo, el rol de los periodistas es fundamental para el andamiaje de los medios de comunicación. Los profesionales de las comunicaciones deben desarrollar su trabajo bajo interminables jornadas, dejando de lado su vida y a su familia para cumplir con la misión de informar. El costo de la profesión dirán algunos, pero para peor, en algunos casos las remuneraciones distan mucho de ser compensatorias.
La cantidad de periodistas en el mercado ha sobresaturado la oferta laboral, lo que automáticamente ha llevado a una baja en los sueldos. El sueldo promedio de un periodista a su quinto año laboral supera a duras penas los 600 mil pesos, siendo una de las carreras profesionales con el peor promedio en el país.
Producto de lo anterior, la inestabilidad laboral es abrumadora. Muchos terminan trabajando a honorarios y en distintos lugares a la vez, dejando su previsión y salud completamente a la deriva.
Veamos al tema de fondo. La oferta para estudiar periodismo es amplísima, prácticamente todas las universidades ofrecen la carrera. Las universidades estatales -salvo dos- no exigen altos puntajes y en las privadas las únicas condiciones son rendir la PSU y, por supuesto, pagar.
Ser periodista y licenciado en Comunicación Social dura cinco años. A mi modo de ver es un tiempo exageradamente largo, en que gran parte de los ramos están ahí solo para rellenar la malla curricular, haciendo de la carrera placentera y que no se requieran largos tiempos de estudio. Lo siento colegas, pero esto es así.
Como dicen, esta bella profesión te brinda “un mar de conocimiento pero de poca profundidad”, lo que en definitiva produce que uno no termine especializándose en nada. Por lo mismo, puede que un abogado acabe escribiendo mejor, o que una modelo tenga mejor dicción, o bien que un simpático joven tenga mejor desplante ante las cámaras que un periodista, solo por decir algunos ejemplos.
El Periodismo debe perfeccionarse y especializarse. Un buen camino sería que cada casa universitaria escoja un área determinada y encaminará a sus alumnos a su especialización, aumentando en ese campo sus ventajas comparativas con el resto. Esto suena óptimo, considerando la poca demanda de periodistas en el mercado y la urgente necesidad de contratar a los mejores profesionales que manejen una buena base desde el primer momento que comienzan a trabajar.
El tema de los idiomas también es clave para un perfeccionamiento del gremio. El inglés debiera ser obligatorio los cinco años de carrera y sin posibilidad de eximisión. Y por qué no agregar un segundo idioma extranjero a la malla. A esto me refiero con perfeccionar nuestras herramientas.
Creo que las escuelas deben empezar a diferenciarse y a mejorar sus filtros de admisión, tanto de universidades privadas como estatales. Por lo menos, esto me parece más cuerdo que congelar a nivel país la carrera con el fin de disminuir la oferta de periodistas, como se ha estado planteando, o de culpar sólo a los establecimientos privados por aligerar los niveles de enseñanza, como escribiera el director de la escuela de periodismo de la Universidad de Chile, Juan Pablo Cárdenas.
La labor de los medios de comunicación es fundamental para la democracia y, por lo mismo, quienes trabajen en ella deben ser personas capaces, ultra profesionales y tener una solvencia económica que pueda brindarles tranquilidad familiar, laboral y por qué no decirlo, humana. Cargamos una mochila pesada que no se nos puede caer. Somos los encargados de llevar la verdad a las personas, sea buena o mala, y eso nunca debe olvidarse.