Un Manual de Carreño para Iphone y Facebook portatil

03 Octubre 2012

Mi bella acompañante ha pasado por alto la mirada fija a los ojos pues apenas la levanta, vuelve a recaer sobre ese aparatito, generalmente de color negro que la absorbe durante la conversación, en el cine, en los conciertos, al cenar...

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Mi bella acompañante ha pasado por alto la mirada fija a los ojos pues apenas la levanta, vuelve a recaer sobre ese aparatito, generalmente de color negro que la absorbe durante la conversación, en el cine, en los conciertos,  al cenar y quizás mientras hace el amor.

Me enerva.

Cuando paso con el colectivo o el taxi por los paraderos, diviso estudiantes, mucamas, copetineras, uniformados, vedetos,  escorts, todos unidos por la causa común del iPhone, y Facebook metiendo el dedito en esa diminuta pantalla..
Terrible.

La invasión ya es patética pues veo políticos destacados que durante homenajes a ellos mismos, no cesan de chatear y de estar en comunicación con cuanto tema se les cruce. Leen noticias, se inmiscuyen en la vida de terceros, son los primeros en enterarse que Vale Roth muestra sus botones mamarios, conversan con sus amigos, enemigos, parientes y NN.

Hace sólo unos días, la conductora de un taxi apenas controlaba el manubrio pues con una mano sostenía el aparatito invasor y la vista iba entre la ruta y la pantallita.

En los manuales que edita en libros best sellers mi gran amigo Héctor Velis Meza, sus normas alcanzan hasta la escritura internet, lo que se debe y puede hacer por correo electrónico y los tratos correspondientes. Le sugiero a quien fuera mi editor en los años ochenta, que actualice su manual de buenas costumbres e incluya el iPhone y Cia.

He visto como una pareja de lolos en pleno atraque, dejan un ojo abierto durante los besos para mirar de reojo el celular. Too much. Les prometo que una amiga me contó que su marido en plena actividad sexual, no dejaba de desviar la vista hacia el velador en vez de mantener los ojos cerraditos,  concentrado en las delicias de la acción.

En un hotel, mientras se conversan temas importantes, el señor afirma y asevera con la cabeza mientras mira la pantallita y mueve los deditos como si nada. ¿Es capaz de mantener las neuronas activas en esta extraña simultaneidad? Dudoso. Por eso desconfío de los mini televisores en el panel de control de los automóviles pues creo imposible ver a la selección chilena con Ecuador no estrellarse contra un poste.

Si Carabineros cursa partes por contravenir la tolerancia casi cero, o pasar con  luz roja y pronto anuncian, examinar a quienes choquen si han ingerido psicotrópicos; si multan a aquellos que no usan el manos libres con el celular, ¿ acaso no estaría bueno que hicieran algo con respecto a los que chatean mientras conducen?

Nadie ha hecho una estadística de los accidentes provocados por el déficit atencional de los que están frente al volante.
Ya es hora.

Me contaba una profesora los dolores de cabeza que le provocan los aparatos durante las pruebas. No le queda más remedio que registrar uno por uno a los alumnos al entrar a la sala. “Ya con el celular, era terrible; con esta otra herramienta  copian todas las respuestas” .

Como soy un adicto a todo lo que me pongan por delante, uso un celular clásico pues estoy seguro que con un iPhone en la mano andaría a tumbos chocando contra postes y pisando juanetes en la acera.

Claro que no faltan los pasados a la punta que eluden el uso de toda nueva tecnología y están adosados a la vieja Underwood. Conozco a un destacado personaje con opción parlamentaria quien reñido con los PC, debe acudir a terceros para que le impriman los correos, restándole toda privacidad. Como será que se niega incluso a seguir por internet su pasión máxima, el fútbol.

 

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