La presión indebida de HidroAysén al Consejo de Ministros

14 Marzo 2013

El Consejo de Ministros decidió aplazar, de nuevo, la reunión para decidir sobre el futuro de Hidroaysén. Pero, a pesar de eso, ¿Cuáles son las estrategias que están siguiendo las empresas responsables del proyecto para asegurar la construcción de Hidroaysén?

Andrés Gillmore... >
authenticated user

La ministra de medio ambiente informó la semana pasada que nuevamente se aplazaba la reunión del Consejo de Ministros para decidir en definitiva el tema del estudio de impacto ambiental que presento HidroAysén, para construir 5 represas en la cuenca del Baker al sur de Aysén. La explicación de la Ministra, fue que aun quedaban muchas diligencias pendientes por hacer, en los 35 recursos de reclamación que recibió el servicio de Evaluación Ambiental (SEA) ante el estudio presentado por HidroAysén.  

Con esta realidad a cuestas, no la debe de estar pasando nada de bien la transnacional y sus ejecutivos, al ver como nuevamente se pospone la decisión final y eso que según los planes de la empresa cuando se dio inicio al proceso, ya a esta altura después de casi 7 años ya estarían trabajando en la construcción de las represas. El camino ha sido pedregoso y extenuante para HidroAysén, pero a pesar de todas las irregularidades resulta increíble que aun se mantengan vigentes en el tema y si no se toman los recaudos puede ser que logren sus objetivos. 

HidroAysén mantiene las esperanzas intactas de sacar el proyecto adelante, pero de igual manera la ansiedad que deben de tener los ejecutivos a esta altura debe de ser mayúscula y me atrevo a imaginarme que deben de estar dando muchas explicaciones en Europa en las respectivas casas matrices de la transnacional (Roma y Madrid). Tanto es así, que la empresa en su desesperación y demostrarle a la matriz europea que no se andan con chicas, están presionando al mismo Consejo de Ministros para que apuren su decisión final y puedan empezar a trabajar. Sustentados en lo que se denomina “silencio administrativo”. 

Resquicio legal encontrado por los abogados de la transnacional, que establece que si el estado no cumple con su deber de resolver el tema en un plazo prudente (pero a ciencia cierta no se sabe que es lo que se denomina un plazo prudente) se tendría que aceptar como resolución definitiva la que esta vigente en la actualidad. Ciertamente desde el punto de vista ciudadano, la decisión es tan relevante, que no importa el tiempo que deba tomarse el Consejo y debe de ser el que corresponda para tomar una decisión en conciencia de los pros y contras. Una vez tomada la decisión no habría vuelta atrás.  

El Consejo de ministros debe tener claro de todas las falencias del EIA (Estudio de Impacto Ambiental) que presento HidroAysén. Es posible que se hagan los desatendidos y que sufran presiones de la transnacional para hacer la vista gorda, pero no hay duda que los Ministros que componen el consejo, son profesionales y tienen información fidedigna en la mesa y más que una decisión técnica es totalmente política. 

Existen estudios responsables que dan cuenta de las irregularidades, que imagino por el bien de la región de Aysén y de Chile, el Consejo deberá cotejar en forma profesional y seria, al tomar una decisión definitiva ante el proyecto. El estudio ha omitido las verdaderas implicancias sociales y ambientales de la intervención ese es el problema en si mismo, que de saberse en forma oficial dictaminarían que no se pueden construir 5 represas de muro de contención con embalses tal como lo quiere la transnacional en Aysén sin destruir el territorio y la vida de sus comunidades y no hay EIA que pueda ser confeccionado de forma profesional que pueda ocultar esa información.  

Basta con leer el informe de la cámara de diputados a través de su comisión de medio ambiente, que dio fe de las irregularidades y de las omisiones con que fue diseñado el EIA y de las presiones indebidas con la cual se evaluó y luego se aprobó el proyecto por parte del SEA de Aysén.

En un país serio y desarrollado, miembro de la OCDE como lo es Chile, cuando una transnacional extranjera es auditada por una investigación de la seriedad de la cámara de diputados, que además certifican las innumerables irregularidades, hace tiempo que se le hubiese revocado el permiso y hoy el proyecto estaría muerto como lo dijo un candidato a la presidencia de la republica y no seria tema. Para el Consejo de Ministros no es una decisión fácil bajo ningún aspecto, los costos políticos con cualquiera de las opciones traerán de una u otra manera implicancias políticas de relevancia.Lamentablemente el proyecto no se paro a tiempo y hoy no existe solución salomónica posible que deje a todo el mundo contento.

HidroAysén y sus ejecutivos han puesto en riesgo con el EIA presentado, la reputación mundial de las empresas que sostienen y financian a HidroAysén, Endesa España, Enel Italia y sus socios chilenos Colbun. Al repetir hasta el cansancio a través de su Presidente ejecutivo, el señor Daniel Fernández, que el proyecto fue diseñado y será llevado a cabo con tecnología de punta, que es un ejemplo mundial de cómo se deben hacerse los proyectos energéticos en la actualidad. Pero la verdad no es bien así. El EIA no representa ese discurso y en caso de no conseguir el objetivo quedaran definitivamente en evidencia, con el claro desprestigio profesional de los que contribuyeron para presentar tal aberración.  

Para que se tenga una idea de lo que verdaderamente sucedió y que explica el porque una empresa que se supone es profesional, de alta alcurnia y con grandes recursos, cometió el fatal error.HidroAysén fue diseñado en un Chile muy diferente del actual. Los estudios ambientales exigidos a las transnacionales en ese entonces (no más de 3 años atrás) eran considerados un mero trámite, no representaban una exigencia profesional de verdad, se desconocían en el léxico chileno las palabras sustentabilidad y proyección.

Se hacían estos estudios solo por cumplir el requisito. La idea era cumplir con el trámite y empezar lo más rápido posible con el proyecto. Eso solo fue posible por no existir una fiscalización profesional adecuada, las transnacionales lo sabían y por eso se interesaban en Chile, ya que les permitía invertir poco y ganar mucho. En el Chile de ese entonces no se tenía consciencia ambiental, los movimientos ciudadanos no existían y las comunidades confiaban totalmente en sus representantes. Eso por suerte ha cambiado sustancialmente.

Esta realidad la conoce muy bien la actual Ministra de medio Ambiente, la ingeniera María Ignacia Benítez y además es la actual presidenta del Consejo de Ministros, quien se desempeño por años en consultoras medio ambientales haciendo labores en asesoría ambiental y puede dar fe de esta realidad, que destruyo por años el país medio ambientalmente.