La emotiva historia de la agricultora mapuche huilliche reconocida como la Mujer Empresaria Turística 2020

La emotiva historia de la agricultora mapuche huilliche reconocida como la Mujer Empresaria Turística 2020

02 Septiembre 2020

Se trata de la dueña del emprendimiento Cabañas Pixel de la localidad de Llifén, comuna de Futrono.

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Un total de 2 millones de pesos recibió la agricultora mapuche huilliche Ana Carrasco Pitripan, dueña del emprendimiento Cabañas Pixel de la localidad de Llifén, comuna de Futrono, Región de Los Ríos, quien obtuvo uno de los dos premios nacionales del concurso Mujer Empresaria Turística (MET) 2020.

"Yo he tenido que aprender desde cero muchas cosas y en eso Sernatur me ha ayudado mucho con sus charlas. Los papás la crían a una para ser mamá, nomás, pero yo aprendí a valorarme como persona. Para mí ha sido un crecimiento tener las cabañas y enfrentarme de tú a tú con otras personas” contó Carrasco, quien recibió este reconomiento entregado por Sernatur, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y BancoEstado.

Ana destaca además el rol de su familia, compuesta por su marido carpintero Elías Garcés y con cuatro hijos -Jorge (34), ingeniero civil informático; Camila (25), prevencionista de riegos; Valentina (17), en la enseñanza media, y Pablo Matías (12), en educación básica.

“Para cada proyecto se necesita un carpintero y yo tengo uno en mi hogar, y eso se complementa con mi hijo informático, mi hija prevencionista y yo, que soy la administradora. Somos un team ideal”, asegura orgullosa. 

La mujer agregó que nació y se crió en la zona, que ha sido agricultora de toda la vida y que partió con el agroturismo en 2009, el mismo año en que se hizo usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP).

Por eso con este dinero dijo que servirá "para renovar mi autito que ya no le da para subir terrenos muy parados”.

Cabañas Pixel  

El emprendimiento se llama Pixel porque es el nombre del ciber-café y centro de llamadas que creó su hijo mayor para poder costear sus estudios, donde tenían dos computadores y además vendían dulces, helados y bebidas. Una vez que él se tituló y se fue a trabajar a Santiago, Ana y su esposo adaptaron el recinto y lo convirtieron en la primera de las cinco cabañas que tienen hoy, totalmente equipadas, con estacionamiento y wi-fi, en un hermoso entorno natural y a 400 metros del Lago Ranco. 

En el lugar tienen una cancha de fútbol, una zona de juegos, hamacas, luminarias con energía solar y puntos de clasificación de residuos, y ofrecen la experiencia de realizar labores agrícolas en los invernaderos y el huerto donde Ana cultiva en forma orgánica duraznos, cerezas, puerros, lechugas, acelgas, perejil y cilantro, que luego vende a sus visitantes y a los lugareños y turistas de la zona, junto con mermeladas y conservas 

A través del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) Lof Huequecura Curriñe de INDAP, Ana recibió apoyo para formalizar su negocio, ampliar las cabañas, acondicionar baños e incorporar energía solar (Programa de Zonas Rezagadas), además de incentivos para mejorar su producción de hortalizas, siempre buscando mejorar su servicio de turismo rural, que cuenta con el Sello de Sustentabilidad de Sernatur. 

Sobre la crisis sanitaria por el Covid-19, dice: “pucha, esta pandemia fue una sorpresa muy mal recibida. Todos hemos tenido y vamos a seguir teniendo problemas por este asunto. Nosotros cerramos los primeros días de marzo y ahora estamos implementando todos los protocolos para una reapertura segura. No queda otra que trabajar con más cuidado”.