Dios y la práctica de la ciencia: Beneficios en la salud de los adultos mayores

31 Agosto 2020

 “Como científicos no podemos explicar a Dios, porque nadie explica a Dios, solo somos espectadores”. Un estudio publicado en la Revista Geriatrics el año 2018, destacó el rol de la religión para ver los cambios asociados al envejecimiento de una manera positiva.

Walter Sepúlved... >
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Hay una línea bien sensible entre la ciencia y la religión. Sin embargo, para mí que trabajo en gerontología, es imposible desconocer la existencia de un Dios que le hace bien a nuestros pacientes. Los ancianos son los mayores creyentes en las iglesias, más del 80% de las comunidades religiosas están formadas por personas de la tercera edad.

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En este contexto, estudios han demostrado el rol de la fe en el tratamiento de enfermedades terminales. Un estudio publicado en la Revista Geriatrics el año 2018 por Malone y colaboradores destacó el rol de la religión para ver los cambios asociados al envejecimiento de una manera positiva.

Probablemente nuestro egoísmo y egocentrismo nos llevará a decir que los adultos mayores creen más en Dios porque su generación era más creyente, la verdad es que es una de las razones, pero no es la más importante. Cuando envejecemos desarrollamos un don que se llama sabiduría y que siempre se asocia a una persona anciana. Es que con los años nos vamos volviendo sabios, humildes y simples porque nos damos cuenta que somos más lentos, frágiles, depresivos, y que dependemos de otras personas y es ahí donde nuestro ego desaparece, permitiendo que Dios toque nuestro corazón.

Es increíble como el proceso de envejecimiento nos muestra que lo esencial de este mundo es la familia, la salud y la fe. La felicidad para los adultos mayores está en las cosas simples de la vida. Y al igual que todos nuestros órganos, nuestro cerebro envejece y olvidamos algunas cosas, pero los recuerdos que más quedan son los relacionados a memorias afectivas como las que ocurren durante la infancia. Es por eso que muchos adultos mayores tienden a recordar hechos de la niñez o momentos de mucha emoción. Por eso, hay personas que dicen que los ancianos se vuelven como niños, porque es cuando aflora toda la memoria emotiva.

El envejecimiento es un proceso solitario, amigos y familiares van muriendo y el círculo social se vuelve cada vez más estrecho. Por esta razón, la participación social y vinculación con la comunidad es esencial para la salud física y mental de los adultos mayores. Eso explica porque muchos ancianos se aferran a comunidades principalmente religiosas y descansan sus problemas, dificultades, tristezas, enfermedades y momentos de soledad en un Dios que todo lo puede. En este sentido, estudios han demostrado que dentro de las organizaciones comunitarias que generan mejores efectos antidepresivos, de autoestima y de salud física están los grupos religiosos y de espiritualidad. Una Revisión Sistemática de 50 estudios a nivel mundial, desarrollada por Angli y colaboradores, demostró que la religión y espiritualidad disminuyen el decline de la cognición asociada al proceso de envejecimiento y mejoran la calidad de vida. Porque el creer en un ser superior, genera una sensación de paz y de esperanza.

La figura de Dios es muy importante para la vida de las personas, cuando se piensa que no hay esperanza. Tristemente lo buscamos en momentos de tempestad, cuando ya no hay a nadie más que podamos recurrir y es ahí cuando reconocemos su existencia. Los adultos mayores, han recurrido a Dios muchas veces, porque tienen una vida llena de experiencias, donde muchos hechos o situaciones difíciles tuvieron que superarlos con la fe. Es así como se va generando esa relación íntima con Dios, donde se busca por amor o por dolor. Es por eso que hoy la figura de Dios es tan importante durante este tiempo de aislamiento social por el COVID-19.

Nuestros adultos mayores, prohibidos de salir de sus casas y que sufren depresión y ansiedad durante la pandemia, necesitan mucho ir a las iglesias y templos, para encontrase con sus grupos religiosos y con Dios. En ese sentido, el trabajo que se ha hecho con algunos grupos y comunidades de compartir material, videos, transmisiones religiosas en vivo ha ayudado mucho, en especial a nuestros adultos mayores. Esto lo he seguido muy de cerca en los grupos de investigación en los que participo en Brasil.

Ese equilibrio entre ciencia y espiritualidad lo he sentido durante mi vida, en la que he tratado de seguir una carrera científica, sin dejar de reforzar día a día mi espiritualidad y encuentros con Dios. Muchos no entenderán el valor de creer en Dios, y lo que Dios puede hacer en nuestras vidas, pero debe ser probablemente porque jamás lo han vivido. No se puede explicar el sabor de un chocolate ni el olor de la flor más maravillosa sin haberlo sentido. De la misma manera, no puedo expresarte las sensaciones de un encuentro con Dios, porque es algo que debes vivirlo.

Es cierto que como científicos no podemos explicar a Dios, porque nadie explica a Dios, pero si podemos ver los beneficios para la autoestima, estado de ánimo, salud mental y física que genera el creer en un ser superior. La ciencia es un simple espectador de los fenómenos creados por un Dios inexplicable.