Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía: “No dejemos que se seque nuestro futuro”

Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía: “No dejemos que se seque nuestro futuro”

17 Junio 2013

Los efectos a largo plazo de la sequía prolongada en los ecosistemas son profundos; entre otras consecuencias, conlleva el empobrecimiento y el riesgo de que se produzcan conflictos locales por el control de los recursos hídricos y las tierras productivas. Por Ban Ki-moon.

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Bajo el lema de “No dejemos que se seque nuestro futuro”, este año, el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía está dedicado a poner de relieve los riesgos mundiales que entrañan la sequía y la escasez de agua. Los costos sociales, políticos y económicos de la sequía son evidentes de Uzbekistán al Brasil, del Sahel a Australia. En mayo, Namibia declaró el estado de emergencia nacional a causa de la sequía y el 14% de su población sufría inseguridad alimentaria. En 2012, los Estados Unidos de América padecieron su peor sequía desde los años cincuenta, que afectó al 80% de las tierras de cultivo. En 2011, la sequía en el Cuerno de África —la peor desde principios de los años noventa— afectó a casi 13 millones de personas.

En el último cuarto de siglo, ha aumentado la propensión a la sequía en el mundo y se prevé que, como consecuencia del cambio climático, las sequías afectarán a más zonas y serán más intensas y frecuentes. Los efectos a largo plazo de la sequía prolongada en los ecosistemas son profundos y aceleran la degradación del suelo y la desertificación, lo que, entre otras consecuencias, conlleva el empobrecimiento y el riesgo de que se produzcan conflictos locales por el control de los recursos hídricos y las tierras productivas.

Es difícil evitar la sequía, pero sí se puede mitigar sus efectos. Dado que la sequía rara vez respeta las fronteras nacionales, exige una respuesta colectiva. El precio de estar preparados es mínimo en comparación con el costo del socorro de emergencia. Así pues, en vez de concentrarnos en gestionar las crisis, demos prioridad a prepararnos para las sequías y aumentar la resiliencia poniendo en práctica plenamente los resultados de la Reunión de Alto Nivel sobre las Políticas Nacionales de Respuesta a la Sequía celebrada en Ginebra el pasado mes de marzo.

En este Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, insto a la comunidad internacional a que responda al llamamiento que se hizo el año pasado en la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20) de evitar y revertir la degradación del suelo. Si conservamos las tierras áridas, podremos proteger los recursos hídricos esenciales, promover la seguridad nutricional y alimentaria y reducir la extrema pobreza.


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