Censo 2012: Diagnóstico errado para los Discapacitados

Censo 2012: Diagnóstico errado para los Discapacitados

07 Mayo 2013

Tras el escándalo y la escasa confiabilidad de los datos, nos duele el impacto que ocasionó principalmente en las personas con discapacidad que fueron consultadas en su modo.

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Por Alejandro Hernández, Presidente y Director Ejecutivo de la Fundación Nacional de Discapacitados. Consultor Internacional en Discapacidad. www.fnd.cl

En Chile, hace solo algunos días, se reveló la manipulación que la Dirección del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) realizó en la elaboración y entrega de los resultados del Censo 2012. A juicio de los expertos,  este sería “el mejor CENSO de la Historia” y ciertamente, también las personas con discapacidad fueron incluidas en el cuestionario.

Tras el escándalo y la escasa confiabilidad de los datos, nos duele el impacto que ocasionó principalmente en las personas con discapacidad que fueron consultadas en su modo de vida. Aquí nos encontramos en un terreno especialmente sensible y no menor: la última cifra y diagnóstico realmente confiable lo tuvimos hace casi 10 años, después de eso el Estado de Chile no volvió a comprometerse en saber cuántas son, como viven y cuáles son sus necesidades.

Alguien puede preguntar ¿qué tienen que ver los datos manipulados del Censo 2012 con la discapacidad? Es simple, si el diagnóstico es errado, difícilmente el remedio servirá. Y en Chile las personas con discapacidad han sido históricamente mal intervenidas y mal tratadas con soluciones (o “no soluciones”) inadecuadas, porque básicamente no ha habido voluntad en saber quiénes son, que necesitan y cómo enfocar de mejor manera las respuestas a sus múltiples necesidades. Este CENSO es un fiel reflejo de eso.

La falta de datos es coherente con el problema mayor que tenemos en Chile: la ausencia de una política pública en Discapacidad. Decir “estamos elaborando la política” frase repetida año tras año, no es lo mismo que decir “aquí está la política, revísela, este es el Plan de Acción que la sustenta, vamos a evaluar y supervisar su aplicabilidad”.

Estos datos entregados con intencionalidad de hacer daño a las instituciones públicas. Esta sumatoria de gente a la cual nunca se visitó y entre las cuales, ciertamente, había personas con discapacidad, lo que hace es mantener el statu quo a nivel socio económico y político.

A nivel de discapacidad, lo que hacen es mantener también un sistema caritativo con enfoque en lo biomédico (persona con discapacidad igual a enferma, asistida, que no puede expresarse) en vez de uno centrado en los derechos.

Antes de esta real debacle en la que cayó el INE y el CENSO 2012, la supuesta cifra de personas con discapacidad equivalía a 2.119.316 personas, el 12,7% del total de habitantes del país. Este número se ubica 2,3% por debajo de la cifra mundial anunciada por la OMS en el Primer Informe Mundial de Discapacidad que alcanza el 15% del total de la población. Suponemos que lo faltante para completar lo más cercano a la realidad (entre el 15 y 20% de la población en Chile compuesta por personas con discapacidad) pudo haber estado en los miles de hogares no censados, en los hogares omitidos deliberadamente y que de igual manera se sumaron al total nacional como“efectivamente censados”.

¿Cuántas personas con discapacidad, en qué tipos –físicos, sensoriales, psíquicos, intelectuales o multideficit-  había en esos hogares? ¿Cómo vivían, eran dignas o suficientes sus condiciones de vida? ¿Cómo era la calidad del empleo o la educación efectivamente alcanzada? Aquello nunca lo sabremos, pues no es posible generar otro CENSO.

El problema generado en Chile por la incapacidad de contar siquiera a las personas con discapacidad, nos debe hacer reflexionar, pues lo que sabemos a nivel mundial es que efectivamente las cifras aumentan sostenidamente, y esta es una de las grandes preocupaciones a nivel de los organismos internacionales.

Entendemos que más allá de la persona que vivencia esta condición, son las sociedades las que no han alcanzado un grado de desarrollo que favorezca su plena inclusión, que no logra adaptarse a estos ciudadanos, estableciendo día a día barreras tanto tangibles como intangibles que frecuentemente los ubican en las esferas más desfavorecidas de la población. Y en ningún caso debe ser así, una condición determinada de salud no debe ser impedimento para el goce pleno de los derechos y el desarrollo de la máxima potencialidad humana.

Más de 1.000 millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades considerables en su funcionamiento, la mayoría de ellas viven en países de América Latina, África y El Caribe. A mi juicio y en base a lo que me ha tocado diagnosticar en toda Latinoamérica, son más de 400 millones, las que en el mundo experimentan dificultades graves a la hora de integrarse cívica y productivamente a la sociedad.