Casas en deterioro: Vecinos llevan 3 años exigiendo soluciones a bacterias que han dañado sus viviendas

Cansados de esperar una respuesta se encuentran una quincena de familias de la población Teniente Merino a los problemas de las bacterias en sus casas, las que han dañado gravemente sus pisos desde el año 2018, cuando mejoramientos del programa Quiero Mi Barrio dieron paso a la aparición de hongos.

"Les he dicho a las autoridades que tienen que creernos, porque tienen que ser capaces de solucionar el problema de la gente. No entiendo como no les importa que haya personas, muchos que son adultos mayores, que estén perdiendo sus casas, un patrimonio que han formado toda la vida", comentó al respecto Isidro Riquelme, presidente del Consejo Vecinal de Desarrollo, que ha apoyado a los vecinos, ante el nulo respaldo de la Junta de vecinos local.

Ni siquiera la declaración de inhabitabilidad de dos de estas viviendas por parte del municipio, ni un informe de la Universidad de Concepción, que confirma la existencia de la bacteria, ha activado la actuación de las autoridades.

De acuerdo, a los vecinos este problema comenzó por la instalación de madera mojada por parte de la empresa contratista (que posteriormente se declaró en quiebra). "Cuando vinieron a cambiar el piso trajeron la madera muy mojada, que era pino y no estaba pintada.Yo les reclamé a los maestros y me dijeron 'así nos entregaron la madera'. No alcanzó a estar ni un año cuando comenzaron a salir callampas grandes, con un mal olor. Ahora mi piso está hundido y en cualquier momento se resquebraja”, señala Lucerina Olavarría, una de las afectadas.

Incluso, en viviendas que no realizaron mejoramientos también los hongos atacaron sus maderas. "Nos dimos cuenta que nuestra casa estaba infectada cuando mi tía de 91 años se cayó. Por eso, decidimos sacar todo el piso, hicimos radier y pusimos piso flotante. Pero cuál fue la sorpresa que el hongo estaba dañando el comedor", expresó Juana Ocares. Por eso, la vivienda de su tía se ha reducido casi a un tercio.

Algunas familias han aceptado el acuerdo del Serviu para que se reconstruya sus casas, pero reduciéndolas ostensiblemente a 50 metros cuadrados, casi la mitad de las residencias originales; razón que mantiene a la comunidad en cuestión por una mejor solución, más satisfactoria a la grave problemática a la que se están enfrentando a causa de un problema del Estado y las negligencias de sus propios contratistas.