Opinión: El Ninguneo

Opinión: El Ninguneo

06 Julio 2013

Digamos las cosas como son: la elite de Chile ha “ninguneado” y despreciado al 50% más pobre por décadas, o tal vez por centurias. No me interesa si tiene más culpas la Alianza, la Concertación o la abuela de Tarzán. 

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Por Mario Waissbluth, coordinador Nacional de Educación 2020. 

Comienzo a escribir con sensación de tristeza mezclada con impotencia. La educación pública continúa desmoronándose. Estudiantes del Liceo Darío Salas queman los muebles y destrozan la oficina del Director. Me cuentan jóvenes dirigentes - en quienes confío plenamente - que en las marchas, un pequeño grupo de estudiantes encapuchados, que SI eran estudiantes, provocaba deliberadamente a Carabineros para iniciar la violencia… hasta que lo lograron.

Aclaremos: la gran mayoría de los estudiantes no tiene estas actitudes, y marchan de manera pacífica y alegre. Tampoco se trata de  que los Carabineros sean santas palomas, y han demostrado en ocasiones violencia injustificable. Hay incluso versiones de montajes deliberados. No lo sé.

Pero tomemos debida nota: es claro que para una cierta fracción de los estudiantes (y sus padres), especialmente en la jungla urbana de Santiago, las cosas ya fueron más allá de la mera reivindicación por educación pública, gratuita y de calidad. Ya no se trata sólo de peticiones para cambiar el modelo educativo o socioeconómico. Esto es violencia pura y simple, inducida por rabia acumulada. 

Mucho me temo que no se va a detener, cualquiera sea el candidato que gane, sin importar las políticas públicas que proponga y (tal vez) le apruebe el Congreso, al menos en varios años. La olla ya comenzó a hervir y el vapor no vuelve a la olla por mero decreto legislativo. La polarización trae más polarización, adquiere su propia dinámica, y comenzamos todos a ver al otro con cara de maligno enemigo. El objetivo de las tomas ya son… las tomas.

Educación 2020 trabaja con muchas escuelas y liceos vulnerables. Nuestro equipo está casi todos los días dialogando con directivos, profesores, apoderados y estudiantes. Les pregunté, al grano: no entiendo bien, explíquenme la rabia. No vacilaron, su respuesta fue breve y aún más al grano: "el ninguneo". 

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