Narcotráfico: Vuelven los ríos de sangre

Narcotráfico: Vuelven los ríos de sangre

13 Enero 2021

En la actualidad el partido oficialista del actual gobierno de Colombia, contaría con vínculos directos del narcotráfico, siendo un ejemplo claro el Senador de la República José Obdulio Gaviria, primo hermano de Pablo Escobar.

Rafael Acosta >
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Todos hemos escuchado de Colombia, reconocido mundialmente como un país cafetero, su café es muy famoso por el sabor original; pero lastimosamente no es solo por este producto por lo que es conocido mi país.

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Lamentablemente hay otro y no es muy bueno para la sociedad, aunque muy rentable para la economía de algunos políticos… hablo de la cocaína. No es noticia nueva para ninguna persona que Colombia es uno de los mayores productores y exportadores en el mundo de esta sustancia estupefaciente; la producción se sitúa en pleno corazón de las selvas colombianas, una situación que está fuera del control del Estado y diversos gobiernos, siendo las bandas delincuenciales como las guerrillas y los paramilitares (bacrim) quienes han asumido el completo control en estas actividades ilícitas, lo que también ha significado un alto costo para los colombianos, con centenares de miles de muertos, constituyéndose a partir de aquí el centro del conflicto armado.

El narcotráfico en Colombia ha estado presente desde hace mucho tiempo, con los carteles de la droga que lograron enorme influencia en la política, a través del poder económico que generaban, un hecho que se mantiene vigente en la actualidad; existe evidencia clara que este flagelo ha tocado las altas esferas del poder en Colombia. Remontando el pasado, se debe recordar la primera alianza del gobierno colombiano, el FBI y el cartel de Cali en la década de los 80 para capturar vivo o muerto a Pablo Escobar, bajo un grupo autodenominado “Los PEPES”, un acrónimo que significaba: Los Perseguidos por Pablo Escobar.

En la actualidad el partido oficialista del actual gobierno de Colombia, contaría con vínculos directos del narcotráfico, siendo un ejemplo claro el Senador de la República José Obdulio Gaviria, primo hermano de Pablo Escobar, así como también un expresidente a quien se le ha cuestionado por su estrecha alianza con también Escobar; actualmente este expresidente se encuentra en un proceso de investigación con sentencia previa, por delitos que van desde la manipulación de testigos, creación y promoción de grupos paramilitares y masacre a los Pueblos del Aro y la finca la granja, entre muchas masacres.

Este es el expresidente y fundador del centro democrático, Álvaro Uribe Vélez quien es el padrino y cerebro del gobierno del presidente Iván Duque, título obtenido en dudosos resultados de las elecciones en Colombia y que habría tenido apoyo del narcotráfico.  

Duque llegó al poder con el único objetivo y plan trazado de volver trizas el proceso de paz negociado y establecido por el anterior gobierno. En los dos años que ha gobernando, Duque se ha dedicado a intervenir a Venezuela, pidiendo enérgicamente la salida del poder de su presidente Nicolás Maduro, mientras que Colombia entra en una profunda recesión económica y el narcotráfico se apropia de los campos productivos de café, los ríos se llenan con sangre y la muerte de líderes sociales en manos de las mafias aumenta en grandes escalas.

Y como a todo mal gobernante (o dictador), le sigue el poder militar, no se podía pasar por alto los últimos acontecimientos que involucran a las fuerzas armadas de Colombia, quienes  habrían asesinado de forma intencional, premeditada e indiscriminadamente, a un total de 15 personas civiles el año pasado, siendo masacradas durante las protestas sociales, bajo un notorio y evidente abuso de miembros de la policía nacional; todo esto se debe a la estigmatización y perfilamiento del gobierno a los manifestantes, incluidos estudiantes, al manifestar que los civiles son guerrilleros.

Cada día que pasa el gobierno de Duque se hunde en escándalos como los aportes de empresas y narcotraficantes en su campaña, es claro que en Colombia se consolidó una narcodictadura.

El presidente Duque se ha convertido en lo que ha jurado destruir en Maduro.

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