La cuarta urna y la necesidad ciudadana de una nueva constitución

La cuarta urna y la necesidad ciudadana de una nueva constitución

11 Septiembre 2012

La actual constitución por la cual nos hemos regido desde el año 1980 ya tiene 31 años y necesita ser actualizada y me parece que cualquiera con una cierta proyección entiende el concepto.

Andrés Gillmore... >
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Por Andrés Gillmore, secretario y vocero de Corporación Costa Carrera- Cuenca del Baker Aysén

El tema de confeccionar una nueva constitución política para Chile y poner una tercera urna en las regiones pares y una cuarta en las pares en las próximas elecciones presidenciales del 2013 para que la ciudadanía decida si quiere una nueva constitución o no, de verdad ha entrado al escenario político-ciudadano y de a poco se establecerá en la conciencia de los chilenos de eso no tengo dudas, porque a esta altura de los acontecimientos es una realidad que debemos enfrentar y no podemos huir de esa verdad. Por mucho que el gobierno tienda a bajar el perfil del tema y a denostar a aquellos que entran en la palestra publica por cambiar la constitución de 1980, el tema de una nueva constitución para Chile es algo que ya empieza a ser más que una visión política y se esta transformando en una necesidad real de avanzar hacia el futuro de una forma más adecuada y en consonancia con los nuevos tiempos y de la necesaria renovación que se plantea.

Es cierto que la idea ha sido apropiada por los partidos de la concertación, que también representan ese mismo pasado político que posibilito esa misma constitución y como ciudadano que mira el presente y el futuro, entiendo que lo usan como una manera de afincarse en el poder, sacar su tajada y justificarse, pero en el fondo para el mundo ciudadano real del día a día eso no interesa y no es tan importante como lo puede ser para el gobierno. La intención venga de donde venga es bien recibida, porque representa de una manera u otra el amadurecimiento del Chile real que ve que la actual constitución es añeja y no representa el presente futuro.  

Dejar que la ciudadanía decida si se quiere o no construir una nueva constitución no debería asustar a nadie, menos al gobierno actual. Hacerlo solo representaría entender los nuevos tiempos en la búsqueda natural de la evolución necesaria de una sociedad que quiere mejorar y que necesita el auto-respeto perdido y salir del inmovilismo actual, porque las opciones que tenemos hoy en día para el futuro político, solo representan para el país ciudadano más de lo mismo.

La actual constitución por la cual nos hemos regido desde el año 1980 ya tiene 31 años y necesita ser actualizada y me parece que cualquiera con una cierta proyección entiende el concepto. Sirvió en su momento, fue una herramienta eficaz en años complicados para este periodo de transición en el que hemos estado imbuidos y porque no decirlo, nos dio la estabilidad que necesitábamos al pasar de una dictadura tan férrea como lo fue la chilena a la nueva-democracia actual. Pero los tiempos han cambiado incluso cambiamos de siglo y el escenario que enfrentamos hoy en día es muy diferente de esos tiempos pasados y necesitamos una profunda renovación en la forma en como se administra el país desde todos los puntos de vista, sobre todo si lo vemos desde el lado de las regiones, donde la actual constitución es una carga difícil de sobre-llevar en el orden centralista de la forma administrativa de llevar la representación política.

Es entendible que la necesidad de un cambio en los fundamentos por los cuales nos hemos regido hasta ahora pueda traer miedos y desesperanzas a los más tradicionalistas y por sobre todo en aquellos que ven en la constitución de 1980 un resguardo seguro, pero al analizarlo en forma objetiva sin falsas ideologías ,vemos que lo que se pretende por el mundo ciudadano, es un proceso natural y siempre la reacción ante cambios de envergadura es siempre en un comienzo timorato y lleno de dudas, pero tenemos que enfrentar los miedos con naturalidad si queremos avanzar de verdad y conseguir un crecimiento honesto, que nos permita llegar a un desarrollo sustentable y tener la suficiente entereza y altura de mira de ver lo que realmente necesitamos y lo que de verdad importa para renovarnos como sociedad y, por sobre todo para no anclarnos en el pasado y la constitución que nos rige actualmente es eso mismo, un anclaje del pasado de un lastre que ya nos complica. Hacer una nueva constitución seria en definitiva dar vuelta la pagina.

La concepción de una nueva constitución desde el punto de vista ciudadano, no deben ser tomados o confundidos como ideas u conceptos de izquierda o de derecha o de quien tiene o no la razón o si se merece o no considerar tal intención en forma seria por el ejecutivo. Es más, si quisiéramos de verdad mirar el futuro con consecuencia en busca de la sustentabilidad política y social que hoy no tenemos, estas dos visiones de acuerdo a los parámetros por el cual nos regimos hoy, son visiones que no representan el sentir mayoritario del ciudadano de a pie y solo se relacionan con teorías anticuadas del siglo pasado y nos rigen precisamente porque los que están en el mundo político son representantes de ese pasado, más que como una via por sacarnos del subdesarrollo, que más que unirnos estas ideologías nos dividieron y permitieron las aberraciones actuales del formato del modelo económico actual.

Hoy simplemente lo que necesitamos para salir adelante como país y transformarnos definitivamente en una nación prospera y no perder esa oportunidad, es simplemente guiarnos por el sentido común, tratar de hacer bien las cosas, sin falsas ideologías y desde esos mismos fundamentos aplicarlos con humanidad, ética y la honradez suficiente para que los arboles nos dejen ver el bosque. No como lo que vemos en la actualidad en los políticos y sus partidos, que solo buscan perpetuarse, aunque con ello sacrifiquen a todo el país con su actuar hundiéndonos en falsos fundamentos que solo nos retrasan y crean aun más desigualdad.

Esto no significa que con la posibilidad de poder confeccionar una nueva constitución se arreglaran las cosas mágicamente, esto no es así bajo ningún aspecto, pero si es un camino que debemos transitar necesariamente, que nos enriquecerá y tener la capacidad de recorrerlo adecuadamente es un logro que nos fortalecerá y debemos reconocerlo y saber entenderlo, como lo que es, la evolución natural hacia un futuro mejor, en la formulación de una carta magna que de verdad sea representativa de todos y no solo de algunos como lo es en la actualidad y que además vaya de acuerdo a los nuevos formatos de desarrollo y de las exigencias actuales del mundo moderno.

Uno de los mayores problemas con la que nos encontramos actualmente y permite que exista una profunda intranquilidad y gran desesperanza en el mundo ciudadano, es que vemos que no avanzamos en estas materias y que a pesar de todos los esfuerzos desplegados, solo conseguimos más de lo mismo y que aquellos que hacen política en forma profesional no representan cabalmente los verdaderos objetivos de la ciudadanía que los eligió.

Lo que se aprecia bajo el formato actual, es que los políticos persiguen sus propios intereses para seguir administrándose ellos mismos, encontrándonos con la actual dicotomía entre la política y la ciudadanía, lo que no es menor.

Si hoy la ciudadanía a lo largo de Chile tuviéramos la posibilidad real de bajar o subir el dedo por ellos en un coliseo romano, sin duda alguna lo bajaríamos en forma instantánea, porque de verdad lo que se hace hoy en día no esta arraigado en nuestra realidad verdadera y no nos sentimos representados y la reforma es necesaria y tenemos que enfrentarla de manera honesta. Esta dicotomía del mundo ciudadano y del mundo político, ha puesto un sesgo de desesperanza que se manifiesta en todo orden de cosas y demuestran que los políticos y sus formas no tienen credibilidad solo con algunas raras excepciones, pero que como continúan avalando el sistema y se hacen participes pierden esa credibilidad que se han ganado.

Lo que se aprecia desde este lado de la vereda del mundo ciudadano, es lo que denominamos que los políticos en general usan y abusan “Hacen que hacen, pero en verdad no hacen”, que demuestra que necesitamos una reformulación total en la forma de administrar el país y en ello la concepción de una nueva constitución es prioritario, para lograr así la credibilidad del congreso y del mundo político que representan precisamente al mundo ciudadano.

La forma de hacer política en Chile de acuerdo con el formato actual, que se sustenta en la constitución como concepto de hacer desarrollo, esta totalmente desgastado y en su afán de mantenerse es capaz de destruir las mejores ideas y los más preciados movimientos sociales para mantenerse y eso es altamente destructivo, porque en su intención de mantenerse a como de lugar en el poder, hacen oídos sordos y no dudan en acomodarse y en acomodar a aquellos que los combaten, porque sencillamente quienes administran la forma de hacer política en Chile no quieren reconocer que en las intenciones ciudadanas esta la via real para hacer las cosas bien y catapultar el Chile del mañana en el presente de hoy.