Joaquín Lavín y la socialdemocracia: ¿Un matrimonio posible?

02 Septiembre 2020

El ingeniero comercial y economista de Chicago al menos merece el beneficio de la duda pues guste o no sí ha evolucionado en tres décadas de democracia, pasando de ser partidario del Gobierno Militar a sostener el Apruebo y de un abanderado por el modelo neoliberal a uno de sus críticos.

Zamir Resk Facco >
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Bastante revuelo causó en los últimos días el edil de Las Condes Joaquín Lavín quien ante una batería de preguntas de la periodista Mónica Rincón, en Tolerancia Cero, no tuvo reparos en definirse como “socialdemócrata”, desatando deletéreas reacciones en el mundo político, tanto en la oposición como entre algunos congéneres de la derecha.

Para el diputado Vlado Mirosevic (PL, Frente Amplio) Joaquín Lavín “podría convertirse en una gran estafa en las elecciones presidenciales”, mientras que en palabras de Evelyn Matthei (UDI) “el zigzagueo (político) de Lavín no tiene límites y eso es populismo”; similar posición tuvo el candidato por el Partido Republicano José Antonio Kast quien no sólo tildó a Lavín de populista, sino que también lo emplazó a definir su sector político y sostuvo que –a su entender- la socialdemocracia representa una “vertiente marxista” de la política.

En medio la batahola, la Unión Demócrata Independiente ha mantenido un perfil bajo, pues pese a que el precandidato a la Moneda que milita en sus filas confirmó además ir por la opción “Apruebo” contrariando la posición del bloque partidista que cierra filas por el “Rechazo”; se lee entre líneas que la UDI no está en posición ni de desautorizarlo ni de censurarlo ya que al cierre de caja de este día Lavín es la mejor carta del partido (y de toda la derecha) a las elecciones presidenciales de 2021. En las últimas horas sin embargo y a raíz precisamente del revuelo causado por las declaraciones de Lavín, dos históricos de la UDI manifestaron su disponibilidad de entrar en la carrera presidencial: una es la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei y el otro el Senador Iván Moreira, quien se ofreció como opción frente al diferendo Lavín/Matthei.

Pero ¿qué hace tan controversiales los dichos de Joaquín Lavín?, ¿es posible un matrimonio entre la socialdemocracia y la derecha tradicional?, ¿Qué tan populista es Joaquín Lavín?. A mi entender un somero análisis a la biografía del referido basta para percatar que no se trata de un militante sectario sino de un político pragmático que ha evolucionado desde la tecnocracia economicista al espíritu de servidor público, dispuesto siempre a romper moldes con tal de concretar proyectos de gran resonancia pública y es así como su discurso de integración y de diluir las trincheras políticas no va en la dirección de la rumiada perorata de los precandidatos presidenciales, ha sido su caballo de batalla desde hace años y la credencial que le ha aportado una gran credibilidad como edil de Las Condes. El ingeniero comercial y economista de Chicago al menos merece el beneficio de la duda pues guste o no sí ha evolucionado en tres décadas de democracia, pasando de ser partidario del Gobierno Militar a sostener el Apruebo y de un abanderado por el modelo económico neoliberal a uno de sus críticos, formulando incluso su desconstrucción progresiva en pro de un país más equitativo.

El pasado 18 de octubre el estallido social que paralizó al país en los cinco meses siguientes y que sólo fue relegado por la pandemia del Coronavirus fue la crónica de una muerte anunciada con muchos años de antelación por diversos analistas políticos y economistas que como el propio Felipe Lamarca (reconocido exchicago boy tal como Joaquín Lavín) vieron con nitidez que la excesiva concentración económica y política: externalidades generadas por el modelo económico, llegarían a ser insostenibles, reproduciendo incluso lógicas estamentales o feudales que colisionan duramente con un discurso global que empodera la democracia (poliárquica), la equidad e igualdad de oportunidades en una sociedad abierta. Lo que se derribó en noviembre no volverá a cimentarse a menos que sea bajo los parámetros de un nuevo contrato social.

Volviendo a la pregunta que da título a este escrito si es posible o no un matrimonio entre la socialdemocracia y la derecha; me permito formular que no sólo es posible sino extremadamente necesario; y no es populismo sostenerlo. El mundo que hoy vivimos no es el mismo que hasta hace sólo un año atrás: las grandes victorias neoliberales (desregulación económica, transancionalidad de los bancos y de las empresas, desintermediación) llevaron a la quiebra planetaria, estimándose una deuda de US$ 1600 por cada habitante del planeta, realidad frente la cual las élites financieras globales ya hablan sin tapujos de un inequívoco “reseteo” del sistema financiero cuyo devenir sólo fue coronado por la pandemia que tiene bien puesto el nombre de Corona.

Presos del contexto global que cambia de derrotero y despliega nuevas hegemonías muy aceleradamente, debemos hoy ser capaces de superar hacia adelante la vieja dicotomía “izquierda” y “derecha”, salir de las trincheras políticas tal como propone un más sensato y sagaz Joaquín Lavín (no el demagogo autodefinido “aliancista-bacheletista” que creó canchas de nieve y playitas del Mapocho hace quince o veinte años atrás) para repensar un nuevo proyecto de país que devuelva al Estado la ponderación necesaria. Bienvenidos sean los políticos y precandidatos a la Presidencia de la República del color que sean siempre que planteen cambios prometedores en esta línea, pues quien aún no lo comprenda o esté imbuido en la vieja política será expelido por las circunstancias.

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