El espejismo chileno

17 Abril 2013

De nuevo se pone de manifiesto de ¡como nos hace falta una verdadera transformación, no con personas populares y sí con verdaderos lideres. Ninguno de los actuales candidatos a la presidencia representa en verdad el sentir ciudadano.

Andrés Gillmore >
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Por Andrés Gillmore, Secretario y vocero de Corporación Costa Carrera- Aysén- Cuenca del Baker.

Hasta hace muy poco nos considerábamos un país serio, sin grandes complicaciones sociales, con una ciudadanía tranquila y estable, con un camino cierto hacia un futuro mejor. En teoría pensamos por décadas desde la llegada de la nueva democracia desde el año 1989, que íbamos bien. Hoy todo ha cambiado y basto que la ciudadanía se rebelara por el tema HidroAysén en el 2011 que todo cambiara y al día de hoy nos hemos transformado en un país que es a todas luces un polvorín social en cada esquina y cambio nuestro formato social y del ostracismo social hoy encontramos en cada ciudadano una teoría de cómo deberíamos hacer las cosas.

Ahora el “ni ahí” es parte del pasado y hoy una gran mayoría como nunca antes se interesa la política y la forma en como se hacen las cosas y con ello nos hemos acostumbramos a la funas, marchas, a los disturbios sociales, huelgas, haciéndose parte de nuestra vida y acontecer diario.

Todos los días basta escarbar un poco en los procedimientos y las formas del hacer de los diferentes temas nacionales y sin querer nos vemos enfrentado a detalles escabrosos de cómo durante décadas fueron vulnerados nuestros derechos más básicos y nos enteramos de nuevas realidades, que de verdad son sorprendentes y sin duda alguna van transformando nuestra realidad, en algo que ni en los peores sueños imaginamos desde el mundo ciudadano antes tan dejado y tan entregado, pensando que nuestros lideres hacían el trabajo.

Hoy muy a pesar nuestro tenemos que continuar lidiando con esa triste y dura realidad y la oferta de un cambio sustancial se ve aun muy lejana y lo que se ofrece de ambos bandos es más de lo mismo y la verdad, es que no le tenemos confianza a ninguno de los actuales actores y lo que es peor, al parecer nada cambiara en sustancia y llegaran los mismos de siempre que piden disculpas y vuelven reiteradamente a lo mismo y pone de nuevo de manifiesto de ¡como nos hace falta una verdadera transformación, no con personas populares y si con verdaderos lideres!

Somos en la actualidad una economía que genera importantes ganancias en forma macro-económica, pero lo real es no producimos ningún valor agregado a nada de lo que producimos y solo exportamos materias primas y pocos saben o tienen conciencia, que el cobre que exportamos es solo concentrado y que nada tiene que ver con las barras de cobre que nos hicieron creer que mandábamos al exterior, que otros lo filtran y se llevan la verdadera ganancia de nuestra riqueza, lo que nos hace poco sustentables y tremendamente dependientes de la globalización y de la realidad económica de otros países.

No hay que ser muy inteligente para entender que el modelo económico actual debe ser reformulado y queda claro que debemos cambiar el formato y que debemos darle valor agregado a lo nuestro en todo sentido y ser más cuidadoso con nuestros recursos naturales, que son nuestro soporte. Lo que hoy esta sucediendo es un verdadero llamado de atención de la crisis del modelo actual, solo los incrédulos y los muy limitados pueden creer que vamos bien a no ser que sean parte del capital y se estén enriqueciendo con los recursos que son de todos, pero que los administran y logran sus frutos solo algunos.

Si no tenemos la capacidad de entender ese fundamento solo así podremos concretar la tan necesaria vuelta de tuerca, el futuro es indudablemente incierto y será muy complicado para las próximas generaciones lograr sustentar un modelo que esta ilusionado con el mercado y que lo glorifica de una manera desmedida y que no corresponde. 

Nuestros recursos naturales lamentablemente están bajo la jurisdicción de transnacionales extranjeras y no tenemos actualmente en forma legal ningún poder y potestad sobre ellos y eso es verdaderamente preocupante, que a buenas y primeras es el gran desafío de los próximos años para los futuros gobiernos, de ver la posibilidad de recuperar esos recursos para el país y encontrar una estrategia adecuada de cómo aplicados en su uso sustentable lograr la proyección deseada y la verdadera sustentabilidad social y económica que todos queremos.

Sin falsos espejismos y creer que porque consumimos a destajo y que las transnacionales invierten en Chile estamos bien y con el futuro asegurado.

Precisamente esta realidad es el diagnóstico de que algo no anda bien y que necesitamos cambiarlo y entender que la felicidad no te lo da el ser dueño de un auto a cuotas por 10 años plazo y si tener una vida más plena en familia con los seguros correspondientes, buena educación, salud y una jubilación como corresponde.

Hoy los chilenos somos habitantes oprimidos por un modelo de desarrollo frio, falto totalmente de sentido común y de un humanismo consecuente, totalmente desbalanceado e imbuido en una profunda crisis existencial de representatividad y sin la correspondiente ética del hacer, con políticos más que nada preocupados de mantener sus dietas parlamentarias que de trabajar en pos de mejorar la realidad de las condiciones de vida de sus votantes y eso se refleja entre otras cosas en la alta tasa de depresión y de cáncer en la población.

Todo lo que se habló del famoso milagro chileno en términos económicos y sociales nos retrata como fiel reflejo de la cultura y de lo que representamos de la ilusión de lo que somos y nos hace ver como un país de nuevos ricos montados en una estructura vacilante, que todo lo que tenemos de ese “supuesto desarrollo” es simplemente porque hemos vendido el país al mejor postor y todo es una mera ilusión con un costo social tremendo. Hoy las nuevas generaciones salen a las calles a intentar resolver el problema, pero el bi-nominal y una constitución precaria para los nuevos tiempos, traban esa realidad y ofuscan el emprendimiento social.

Los habitantes de Chile hemos tomado conciencia de esta realidad de la peor forma posible y sin ninguna anestesia y nos dimos cuenta en el proceso, que lo que realmente queremos es un camino muy distinto al que nos llevan los políticos actualmente y que ninguno de los actuales candidatos a la presidencia representa en verdad el sentir ciudadano.

Vamos totalmente a la contra mano del modelo actual y de los políticos que dicen representarnos con escazas salvedades y cuando desde el mundo ciudadano se les dice “para la casa a estos políticos” no significa que se debe cerrar el congreso ni cosa parecida, como he escuchado decir a los políticos en general defendiéndose de la opinión ciudadana, es todo lo contrario, es airear el congreso, mejorarlo y renovarlo por gente que este dispuesta de verdad pensar a en el futuro de Chile.

El modelo actual de desarrollo es extremadamente depredador más que desarrollador, necesitamos crear un modelo con una mayor madures de acuerdo con la necesidad chilena y no la extranjera, que permita un estado más equilibrado, menos soberbio, más trabajador, preocupado por los bienes del país y de la calidad de vida de sus habitantes. Con empresarios éticos y funcionarios de gobierno aliados en todo sentido a la ciudadanía y en total concordancia de los objetivos. Con un Estado más soberano y empoderado de su verdadero objetivo, que es ser un árbitro social. No como el actual, que solo recauda y no vela por el país y lamentablemente solo se debe al capital, en el entendimiento que en base a esta nueva reforma se fundamentará el bien del futuro, con un planteamiento balanceado, equitativo y de acuerdo con la realidad actual del mundo al cual nos enfrentamos bajo el supuesto ciudadano.

El objetivo final de una sociedad de las características de la nuestra y que usa el paradigma de la “dominación social” como base de sustentación es cambiarlo, es ideología del pasado en el mundo del futuro. Debemos lograr la armonía y la equidad, que es lo que sostendrá el nuevo fundamento, entregando las garantías suficientes a una ciudadanía empoderada no en la violencia y si en el conocimiento de su propia realidad.