Maternidad en Pandemia: Dificultades en un contexto de crisis

Maternidad en Pandemia: Dificultades en un contexto de crisis

25 Septiembre 2020

No es sorprendente leer en diversas redes sociales o blog de crianza, a madres que expresan su desahogo por lo sobrepasada que a veces se encuentran y se sienten con sus hijos, con su trabajo o incluso con su relación de pareja en esta tan peculiar situación sanitaria.

Nancy Santana >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

La afirmación de que la maternidad es difícil, es algo que se escucha siempre. Durante la pandemia a las mamás que compatibilizamos trabajo más crianza se nos han puesto a prueba no una, sino mil veces durante este año. Desarrollamos habilidades que ni sabíamos que teníamos y una de las cosas que hemos aprendido, sin lugar a dudas, ha sido el valor de la familia extensa en el cuidado y crianza de nuestros hijos.

Porque convengamos que este año se ha transformado en una proeza compatibilizar trabajo, educación y hogar en una situación de confinamiento extremo, por nadie vivida hasta ahora. Tal vez los únicos que, y guardando las distancias, podría decirse que han vivido esto del confinamiento, son aquellas personas que ven su libertad restringida producto de la comisión de algún delito.

Sin duda que hemos echado de menos a nuestros abuelitos, que en gran mayoría ayudan y colaboran con los hijos en el cuidado de los nietos, porque otro efecto de esta pandemia fue alejarnos de ellos. En pos de poder resguardarlos se les dejó confinados y lejos de quienes ellos más quieren y más los vitalizan.

La salud mental también se ha visto vulnerada y claro, ha sido una de las cosas que menos ha preocupado a todos, gobierno incluido. Los índices de violencia intrafamiliar se han disparado y las campañas no han dado abasto para proteger a las victimas que sufren en silencio junto a sus abusadores o agresores, todo esto por un mandato de autoridad, los niños los más invisibilizados.

Las cuarentenas se han transformado en dolorosas soluciones para estas víctimas invisibles del COVID-19, porque es probable que incluso algunas mueran no por la pandemia, sino que directamente por estar confinada con alguien perturbado mentalmente desde antes y que lógicamente en esta situación de restricción de movilidad, su patología se ha visto mucho más agravada, limitación que sin duda es extremadamente necesaria para parar el virus que ataca a todo el mundo.

Las madres nos hemos visto obligadas a transformarnos además de cuidadoras, en psicólogas de nuestro propio entorno familiar y todo esto, lamentablemente sin tener espacio para nosotras mismas, para ser y sentirnos enfermas o víctimas del estrés que a esta altura está ayudando a colapsar a gran parte de la sociedad. No es sorprendente leer en diversas redes sociales o blog de crianza, a madres que expresan su desahogo por lo sobrepasada que a veces se encuentran y se sienten con sus hijos, con su trabajo o incluso con su relación de pareja en esta tan peculiar situación sanitaria.

Por último, siento que el gobierno cometió un error al olvidar a los niños, que si bien los resguardó suspendiendo colegios y guarderías, dejó un poco de lado los desbordes emocionales que iba a causar este encierro tan prologado, porque no nos hemos preocupado de algo tan básico como lo es la necesidad indiscutiblemente biológica de nuestros pequeños. Recordemos que los niños aprenden a través del juego, de tener permisos para justamente a salir a jugar o simplemente salir a caminar o dar una vuelta a la redonda. No olvidemos que solo hace menos de dos meses se activó este permiso, cuando incluso se pensó en que los animales tuvieran permiso para salir a pasear y no digo que no nos preocupen los animales, sino que es difícil no pensar que a los niños y su salud mental la hemos sobreestimado durante todo este tiempo.