Nueva Constitución: ¿Qué expectativas generan en regiones los Derechos de la Naturaleza?

16 Febrero 2022
Junto con el comienzo de las votación de normas por parte del pleno de la Convención Constituyente hay, para regiones, una propuesta vital, que consiste en otorgar derechos a la naturaleza. Esto puede abrir espacios institucionales para la protección del patrimonio común y sus territorios.
Lucas Luna >
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Para entender cuáles son las expectativas que este debate genera, conversamos con líderes regionales comprometidos con el desarrollo local, quienes, desde terreno, trabajan y se relacionan día a día en contacto con distintas iniciativas de protección y promoción de sus recursos locales. 

En Arica, Roberto Torres, presidente de la Fundación Arica Activa, parte del comité ambiental comunal, resume la realidad local, pero también mira hacia la historia, para incluir la posibilidades que presenta la naturaleza en su región: “Vivimos en una región muy frágil medioambientalmente, enclavada en el desierto más árido del mundo, pero esa misma naturaleza es la que ha permitido el asentamiento humano por más de 10 mil años”. Consultado sobre la impresión que le genera que la nueva Constitución pueda otorgar protección a la naturaleza, Torres no lo duda: “Ponerla en un rango constitucional, permite, entre otras cosas, crear conciencia y darle sustentabilidad al manejo de los recursos”.


Desde Magallanes, Alfredo Soto, coordinador de la Unidad de Vinculación con el medio del Centro de Investigación GAIA Antártica, de la Universidad de Magallanes, ofrece un matiz diferente, al sostener que “el registro de los derechos de la naturaleza en la nueva constitución no contribuirá a un cambio de mentalidad por el mero hecho de que estén incluidos”. Soto, quien se destaca en la región por su trabajo de difusión de la cultura antártica, pone el acento sobre la educación y su expectativa es que “la nueva constitución proteja y modernice los planes de estudios, en que la columna vertebral de los procesos de enseñanza-aprendizajes aborden el tema ambiental, como un proceso de continuidad de la vida, de preservación, de protección y así canalizar que todo ambiente es integral”.


“Los derechos de la naturaleza pueden contribuir a una reducción de la degradación ambiental como argumentos válidos en los tribunales generando estándares de protección más estrictos”, señala Rodrigo Catalán, director de conservación de WWF Chile, organización con sede en Valdivia, que tiene como misión lograr que “el ser humano viva en armonía con la naturaleza”. Para ellos, la inclusión de los derechos de la naturaleza abre la puerta para su defensa: “A través del concepto de custodios o “guardianship”, una entidad natural recibe un representante para defender sus derechos. Debido a la dependencia de los seres humanos de la naturaleza y en particular de comunidades vulnerables, los derechos de la naturaleza tienen el potencial de aumentar el acceso a una mayor justicia ambiental”, explica Catalán.


Proteger lo común desde regiones


Cada líder local consultado tiene claro que la protección bien entedida empieza por casa y es por eso que destacan, desde sus regiones, cuáles son los recursos que según ellos, deberían tener prioridad, en un marco de veloz cambio climático, que pone cada año más presión sobre esos recursos. 


Camila Teutsch, ingeniera en recursos naturales y directora ejecutiva de Patagua, una empresa B que impulsa diversos proyectos de protección de humedales en la región de Los Lagos y Los Ríos, hace una jerarquización bien clara para la protección: “Por un lado, ecosistemas acuáticos como ríos, esteros y lagos, que reciben altas cargas de contaminación asociada a centros poblados y actividades productivas. Por otro lado, ecosistemas como bosques y humedales, que se ven fragmentados y deteriorados”. Seguidamente, Teutsch descata las principales amenazas que ve para ellos en “la expansión urbana y la enorme cantidad de loteos no regulados”.


El profesor Soto, por su parte, incluye, en Magallanes a “los glaciares, las turberas y los bosques, todos ámbitos que prestan servicio a los demás componentes de la naturaleza que la conforman, escenarios de la Patagonia de Tierra del Fuego y Antártica”, y pone, al mismo tiempo, el acento en la responsabilidad personal: “El impacto a la naturaleza no cuenta con leyes y si las hay son muy ambiguas, por ello hasta el momento todo impacto apela a la conciencia de quien esté preparado para darse cuenta y pueda revertir o mitigar”.


Desde la región de Coquimbo, Claudio Ibáñez, ex intendente y profesor de la Universidad Central, pone en primer lugar al agua, en segundo a la reserva del Pinguino de Humboldt, y en tercer lugar destaca a los cielos, especialmente en los valles de Choapa, Limarí y Elqui: “Hay que cuidar los cielos porque son los más puros del planeta, y contentran el 70% de la observación astronómica”.  


Del humedal de Lluta a Dominga


En Arica es reconocida la labor de Roberto Torres y su defensa del Humedal de Lluta, por lo que su testimonio contiene el valor de quien reúne años en la defensa de un recurso común concreto. Recordando todo su trabajo, Torres destaca que “falta mucho por avanzar en el sentido de la educación ambiental, la toma de conciencia por parte de los ciudadanos de la importancia para nuestras vidas de estos lugares, y la necesidad de compatibilizar el desarrollo con la protección y conservación”. 

 

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En la misma línea, Ibáñez, ferviente opositor al proyecto minero de Dominga, considera que con derechos de la naturaleza incluídos en la Carta Magna, la realidad hubiera sido otra y “no hubiese jamás permitido avanzar un ápice a un proyecto contaminante como Dominga”. En este sentido, vuelve a mostrarse implacable en sus convicciones: “esa lucha representa los valores del desarrollo sostenible contra los de la depredación”. 


Este contenido es publicado como parte Mapa Constituyente una iniciativa conjunta de The Clinic, Mi Voz, Súbela y Ladera Sur, que tiene por objetivo acercar el debate de la Concención Constituyente a la ciudadanía.