Balmaceda, ¿dictador y asesino?

Balmaceda, ¿dictador y asesino?

27 Febrero 2008
Un historiador de izquierda dijo a una revista hace un año: "O,Higgins, Portales, Alessandri y Balmaceda nunca fueron demócratas, eran dictadores y asesinos al igual que Pinochet".
José Martínez F... >
authenticated user Corresponsal
Antes de morir, el 23 de septiembre de 1973, y fresco aún el dolor que le había causado el golpe militar y la muerte de su amigo Salvador Allende, Pablo Neruda dijo: "Chile tuvo sólo dos grandes presidentes: Balmaceda y Allende". Y hace poco tiempo la revista Punto Final señaló en su carátula las palabras de un personaje cuyo nombre olvido, que señaló que la obra de Allende, por su breve paso por el palacio de Toesca, era mayor a la de Balmaceda.
Sucede que para la mayor parte de la gente de izquierda Balmaceda es un presidente respetable. El gran suicida de 1891 fue el gestor de una obra social que lo llevó a enfrentrase con la más alta aristocracia, tal como había sucedido con O\'Higgins setenta años antes.
Balmaceda es un presidente cuyo carácter fuerte, que al vivir diversas presiones, lo mantuvieron en cambios constantes de ministros. Él mismo cuando fue ministro de Domingo Santa María, firmó la entrega de la Patagonia chilena a Argentina, en que Santa María es más responsable que Balmaceda. Además en sus numerosos ministerios trabajó con personajes que, a posteriori, serían sus propios enemigos y, lo que es peor, enemigos de las clases humildes. En efecto ministros suyos fueron Pedro Montt, Salvador Sanfuentes y Agustín Edwards Ross, entre tantos otros personajes que, o causaron crímenes masivos o fueron creadores de medios de comunicación, destinados a defender a la gran burguesía.
La grandeza de Balmaceda reside en haber sido un ente interesado en la recuperación de las riquezas para Chile (el salitre, entonces); el haber realizado obras arquitectónicas impresionantes. Pero muchos de aquellos que trabajaron en su gobierno volvieron -unos primeros, otros después- a sus caminos originales. En contra del presidente y su obra progresista. Siempre fueron fieles al bando contrario a Balmaceda los hermanos Walker Martínez y Arturo Alessandri Palma, entre otros.
Los constantes cambios ministeriales se debieron a la falta de voluntad de colaborar con el mandatario liberal; incluso, muchos miembros de su partido se unieron a sus enemigos y él, a su vez, integró a miembros de partidos opuestos a su administración. Todo este caos se debía en parte a la actitud inflexible de Balmaceda, a sus intereses patrióticos, y ello sería lo que conduciría a Chile a la Guerra Civil de 1891.
Hechos graves y lamentables se produjeron en la hacienda de Carlos Walker Martínez donde se reunió un grupo superior a cien personas, entre políticos, miembros de la aristocracia, y de trabajadores que, por desclasamiento social u obligadamente, estaban con sus patrones. Una parte de ellos estaban armados. Hasta allí llegó el coronel Alejo San Martín, conduciendo a un grupo de, también, más de cien hombres. Todos armados. Más de treinta conjurados fueron muertos: el resto se rindió. San Martín preguntó lo que debía hacer con ellos al General Orozimbo Barbosa. Éste habría consultado al presidente, quien habría ordenado matar a los restantes. Alessandri salvó porque no alcanzó a llegar a la reunión de los conjurados.
Esto está probado, y seguramente a ello se refiere Gabriel Salazar al decir que Balmaceda era un asesino; pero las preguntas que se le pueden hacer al historiador son las siguientes: ¿Los
conspiradores no pensaban matar al presidente, los conspiradores no preparaban la sangrienta gran guerra Civil de 1891? Años más tarde uno de los propios conspiradores, Arturo Alessandri Palma, dijo que los fines del grupo eran imponer "la más absoluta y despótica dictadura del Congreso".
Por ello las siguientes palabras me sorprendieron y molestaron. Fueron publicadas en la revista El Periodista. En una entrevista realizada por Susana Rojas el historiador Gabriel Salazar, hombre de izquierda y ganador del Premio Nacional de Historia 2006, dijo lo siguiente: "Personalmente, siempre que participo en alguna actividad, esclarezco que O\'Higgins, Portales, Alessandri y Balmaceda, a pesar de todo, nunca fueron demócratas, eran dictadores y asesinos, al igual que Pinochet".
Esta aseveración es burda. Analogar dos de ellos con Pinochet es una infamia. Una infamia porque carece de un fondo histórico real y ello porque las muertes por lucha de poder, que son pocas durante el gobierno de O\'Higgins y las muertes durante el gobierno de Balmaceda, que son muchas, se explican en los intentos de sus rivales de tratar de obstaculizar primero la Independencia de Chile y luego entorpecer la obra de un gobierno de avanzada social para su época como fue el de Balmaceda.
Es cierto que Balmaceda cierra el Congreso, pero: ¿se olvida que los ministros del presidente, en un acto, en Valparaíso fueron agredidos y debieron de salir huyendo, al no atreverse la policía a actuar o estar confabulada con los contrarios a Balmaceda? También no hay que olvidar que en un acto de conmemoración de la batalla de Tacna, efectuado en la Quinta Normal, los militares partidarios de Balmaceda encabezados por Barbosa y los opuestos al presidente, dirigidos por Estanislao del Campo, terminaron en una riña generalizada. Es decir: la aristocracia había logrado meter "el bicho" de la discordia en el mundo uniformado, tal como lo había advertido Domingo Santa María, entonces ex-presidente y antimilitarista acérrimo.
Todo ello fue caldo de cultivo. Un presidente que ya no lograba gobernar debido a que su obra tocaba los intereses de la aristocracia y del imperalismo. Un presidente al que le ataron las manos y le llenaron de injurias, hasta acusársele de demente.
Había ya, antes de la Guerra Civil de 1891, una guerra subterránea: ¿Cómo no iban a provocar tales hechos los lamentables sucesos de Lo Cañas, el cierre del Congreso y los constantes cambios ministeriales? La masacre de Lo Cañas, atroz, se dio en un contexto de fuerte lucha política. Incluso se sabe que hubo planes para asesinar a Balmaceda, como en 1820 existió un complot para asesinar a O\'Higgins. Cada hombre es producto de su momento, de su posición y de las circunstancias que le rodean.
¿Olvida Gabriel Salazar los numerosos problemas vividos por O\'Higgins durante su admistración? Los supuestos baluartes de la libertad le hacían el juego aún a la monarquía
española al mantener actitudes beligerantes frente al Libertador hostigando la lucha de éste contra los ejércitos realistas que se mantenían en el país. El héroe de Chacabuco logró el fin
de la mayoría de esas posiciones de la corona española. Incluso tras su abdicación Chiloé seguía en manos de los hispanos. Sólo durante el gobierno de Ramón Freire, Chile se hizo de la Isla, luego que el presidente recibiera la advertencia de Simón Bolívar de que si nuestro país no tomaba Chiloé, lo harían sus tropas y Chiloé sería incorporado al Perú, donde Bolívar mantuvo
una dictadura muy dura en que la mayoría de los patriotas peruanos fueron fusilados por órdenes suyas. Freire también terminó en el exilio.
El presidente José Manuel Balmaceda Fernández, a quien Rubén Darío llamó "un liberal rojo", es un presidente clave en la historia de Chile, a pesar de los lamentables hechos narrados. Fue un progresista, un hombre de enorme valía intelectual, un caballero que contó, para su mal, con el odio de la aristocracia. La vulgaridad de Salazar de calificarlo de dictador y asesino es jugar a favor de la idea aristocrática de gobernar: es decir mantener una explotación dura contra los asalariados y en caso de protestas y huelgas, el derecho de matar a esos trabajadores. También estaban en el bando de los enemigos de Balmaceda los hermanos Edwards Ross (Agustín y Arturo). El primero era propietario de "El Mercurio", el segundo de "La Época". Y desde allí hicieron una guerra contra Balmaceda. Otros enemigos del presidente eran los Montt, aquellos de la misma familia del que sería el responsable de la masacre de la Escuela Santa María de Iquique.
Por ello vulgarizar a Balmaceda como antidemócrata y asesino raya en lo miserable. Un historiador que ha estudiado a sectores proletarios, no podía dejar pasar el aporte que Balmaceda hizo a este pueblo llamado Chile y especialmente no debía haberlo descalificado como lo hizo.
Gabriel Salazar falsicó parte de la historia y cometió un grave error de omisión. La falsicación la hemos tratado de explicar en el espacio anterior de esta crónica. Ahora la omisión es obvia: acusa a los cuatro nombrados de "dictadores y asesinos" y los compara con Pinochet, pero omite a estadistas que cometieron crímenes durante sus mandatos: Germán Riesco, Sanfuentes, Carlos Ibáñez y varios otros homicidas que mataron a luchadores sociales de diferentes tintes ideológicos y a gentes del pueblo y a personas incluso de derecha y a homosexuales. Peor todavía: omite el nombre de Pedro Montt, homicida múltiple, que dejó un regadero de sangre en Iquique.
Esto señala una visión sesgada de la historia. Esto indica, además, que Gabriel Salazar no tocó a algunos, para él, inmaculados nombres de criminales históricos. ¿Por qué? Gabriel Salazar ganó el Premio Nacional de Historia el 2006. En el intertanto, el gran historiador Luis Vitale, no lo ha ganado y no lo ganará; porque se mantiene más consecuente que nunca frente a los enemigos reales de Chile. Crítico de los personajes que marcaron suciamente la historia de Chile, ha sido un crítico, también, de aquellos que habiendo estado, durante la UP, por un cambio violento e irracional de la estructura política chilena, hoy gozan de los beneficios que les da el hecho de estar en los aparatos de gobiernos concertacionistas.
Las críticas de Salazar a esos personajes ha sido escasa o simplemente nula.


Comentarios

Imagen de Zuny Leal Azocar

Me encantaria saber de algun

Me encantaria saber de algun historiador que realmente sea objetivo, no que mida los hechos a traves de su postura politica.

O sea lo que es blanco es blanco y lo que es negro es negro.

Imagen de kathryn81

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