Actualmente en nuestro país el salario mínimo con el cual según la legislación las empresas deben remunerar a los trabajadores –mayores de 18 y menores de 65 años- , está establecido en 144 mil pesos mensuales –imponibles- esta cantidad rige para todas las empresas, independiente de su tamaño; micro, pequeña, mediana o grande.
Los partidarios del actual monto del salario mínimo -que por lo general son los ya conocidos amantes del modelo neoliberal, partidarios de la “derecha económica”, los Chicago Boys, el actual ministro de hacienda y la magistral clase empresarial ABC 1 discípulos del “Opus Dei”- en donde las razones para mantener el actual salario son entre otras las siguientes: si sube el salario mínimo se va a provocar mayor cesantía, afectando directamente a las Pymes, va a disminuir la inversión extranjera directa, se va a incrementar la inflación -al haber más dinero en circulación-, y en general se va a contraer toda la actividad económica. Entre sus propuestas para solucionar este problema, los empresarios proponen que sea El Estado el que subsidie el alza incremental ante un reajuste superior del salario mínimo, pero es en este punto donde estos señores -intelectuales de las privatizaciones y del libre mercado- se acuerdan de que el Estado debe tomar un papel participativo en las decisiones económicas, siendo que desde sus templos del neoliberalismo predican y predican que el Estado debe tomar menos participación en la economía, dejando al mercado que sólo sea el gran autor de los equilibrios y soluciones, por medio de la “mano invisible”.
Está claro que a ellos les interesa que el Estado intervenga sólo cuando sea un beneficio para ellos, en términos de subsidiar los salarios o disminuir las tasas impositivas, para de esta manera sentarse a esperar cómo se incrementan en forma brutal sus utilidades netas, mientras que gran parte de la población vive a duras penas en forma de subsistencia y en un escenario cada vez más incierto, a pesar de que todas nuestras cuentas macroeconómicas están con saldos positivos y estamos creciendo.
Desde mi perspectiva, con respecto a proponer soluciones al salario mínimo, pienso que todo radica a enfocarse en los efectos proporcionalidad y distribución, porque de partida no es justo que el actual monto del salario mínimo rija para todas las empresas no importando el tamaño de estas, por ejemplo, en Chile una empresa grande paga el mismo salario mínimo que paga una micro o pequeña empresa, esto se puede comprobar en los sueldos del sector retail –hipermercados, tiendas por departamento, etc- o si nos concentramos en el sector agropecuario, podemos ver que existen grandes fundos especialmente aquí en el sur en donde están constituidos por enormes capitales, en forma de miles de hectáreas de tierra, gran cantidad de cabezas de ganado y capacidad instalada, o si vemos el sector forestal con grandes extensiones de plantaciones de bosques acompañado de los beneficios otorgados para este sector como son los TLCs. Pero el denominador común que tienen estas grandes empresas y conglomerados, es que igual a gran parte de sus trabajadores los remuneran con los 144 mil pesos del salario mínimo, la misma cantidad que paga una PYME.
Desde luego, que aquí hay una grave error de proporcionalidad. Razón por lo cual, mi primera propuesta está enfocada a que el actual monto del salario mínimo –los 144 mil pesos- sólo rija para las Micro, pequeñas y medianas empresas, y para las empresas grandes –como la de los grupos económicos Luksic, Angelini, Claro, Matte, Said, Solari, Piñera, Edwuards, entre otros rija un mínimo salarial que podría ser de 1,7 salarios mínimos –aproximadamente unos 250 mil pesos- entonces el juego sería mucho más justo. No tengo nada personal en contra de estos grupos económicos sino que el tema es bien claro, si ellos venden más es lógico que deban pagar más y también tributar más.
Mi segunda propuesta tiene que ver con el tema geográfico, a mi juicio pienso que sería más justo y distributivo que en las regiones de los extremos de nuestro país, como las del norte I y II y las regiones del sur XI y XII tengan un salario mínimo mayor con respecto a las regiones restantes, porque es lógico que los precios de los bienes en esas localidades es más elevado debido a los costos del transporte y por consiguiente el poder de compra de los salarios es mucho menor comparado con las otras regiones.
No tengo duda alguna, que estas dos propuestas desarrolladas anteriormente, ayudarían en gran manera a solucionar los graves problemas de distribución del ingreso que tiene nuestro país, y ayudarían a construir una sociedad más equitativa y que las chilenas y chilenos que hoy viven marcando el paso tengan una vida un poco más digna. Pero es más que obvio que como está el actual escenario económico mundial, en donde predominan las fuerzas del mercado, las transnacionales, la competitividad y el ser humano se ha transformado en un servicio a la economía en vez de que la economía esté al servicio del ser humano y al desarrollo sustentable, serían los mismos poderes fácticos que dominan el sistema, los mismos que financian a los gobernantes y a la prensa, los que se opondrían rotundamente a estas propuestas, y bueno sus estrategias de oposición ya son más que conocidas, como financiar los paros de los camioneros, escucharíamos las mismas predicaciones de los gurúes del neoliberalismo diciendo que se provocaría el caos económico, disminuiría la inversión extranjera, aumentaría la inflación y los ya conocidos titulares de la prensa como “incertidumbre y caos total”.