Históricamente el comercio callejero o ambulante ha sido un problema en la gran mayoría de las ciudades de Chile. Principalmente porque no se sabe cuántas personas ejercen esta actividad y porque se mueven de un lado para otro. En Valdivia para remediar esta situación hace cinco años se construyó un recinto especial para instalar en puestos comerciales a los otrora expertos en arrancar de Carabineros. Con ustedes, el Pueblito Comercial.

Este “pueblito” tiene la particularidad de contar entre sus comerciantes a verdaderos expertos en el arte de hacer negocios, variando su mercadería dependiendo de la fecha del año y pasando, por ejemplo, de vender plantas a tenidas de huaso.

Lo que se busque se puede encontrar en esta particular galería, desde ropa interior, pasando por accesorios y repuestos para celulares, hasta la más completa variedad de frutas y verduras para preparar el plato que desee.

En términos legales, cada locatario cancela un arriendo (mínimo) al municipio local, y éste, en algunos casos, autoriza a algunos comerciantes, como Jorge Montoya, a salir del recinto con carros fruteros e instalarse en los alrededores del recinto y calles céntricas de la ciudad.

Hasta el momento las cosas han andado bien, aunque pese a las campañas nacionales e insistencia de las autoridades locales, aún es posible comprar a muy bajo costo películas y libros piratas en el pueblito comercial. Pero el problema por estos días es otro.

La idea inicial contemplaba que el proyecto debía durar cinco años. El plazo esta por cumplirse y los comerciantes desconocen qué pasará con sus puestos. El terreno donde se encuentran actualmente es arrendando por un particular a la municipalidad, y existe la posibilidad que ése trato se cancele y sean los pequeños comerciantes instalados ahí quienes deban asumir esos costos.

“De ser así vamos a tener que volver a trabajar a la calle no más, porque es mucha plata y no tenemos cómo pagarla”, asegura uno de los comerciantes del lugar.