Los colonos alemanes traídos por Bernardo Philippi, lograron entablar una estrecha relación con los dueños de casa. Su llegada fue una inyección de prosperidad para el sur de Chile.Por Oscar Muñoz Villegas.
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Monumentos históricos valdivianos: Tras la huella de nuestro pasado ar
Los colonos alemanes traídos por Bernardo Philippi, lograron entablar una estrecha relación con los dueños de casa. Su llegada fue una inyección de prosperidad para el sur de Chile.<b>Por Oscar Muñoz Villegas.</b>
Ríos de recuerdos son los que encierran cada una de las construcciones valdivianas declaradas patrimonio, monumentos que revelan toda la riqueza histórica y cultural que posee la ciudad.Son más de una decena los inmuebles declarados patrimonio histórico de la nación, de los cuales seis corresponden a vestigios arquitectónicos de la llegada de los españoles desde fines del 1600, y cuatro a la colonización alemana en el 1850. Pero desde antes de su fundación en 1552 como Santa María La Blanca, Valdivia ya era cuna de pueblos indígenas que se desarrollaban a las orillas del Calle–Calle y la costa. Huilliches y lafkenches fueron precisamente parte de los encargados de recibir al grupo de inmigrantes más influyentes en la herencia arquitectónica local, y que en 1846 arribaron a estas tierras para quedarse.
EL TOQUE ALEMAN
Los colonos alemanes traídos por Bernardo Philippi, lograron entablar una estrecha relación con los dueños de casa. Su llegada fue una inyección de prosperidad para el sur de Chile, en tiempos en que la mala situación económica provocada por las innumerables batallas independentistas hacía sucumbir las finanzas de la naciente Patria.
Los inmigrantes potenciaron las cervecerías, curtiembres, harineras, astilleros e industrias que levantaron la ciudad y la convirtieron en un lugar próspero lleno de actividad comercial y cultural.
Las casas Prochelle I y II, ubicadas a un costado de la entrada a la Isla Teja a orillas del río, junto a la casa de la familia Anwandter, actual museo histórico de la ciudad de Valdivia, son algunos de los vestigios arquitectónicos que permanecen de la colonización alemana.
La Casa Prochelle principal fue construida en el año 1902 por el industrial y comerciante Eduardo Prochelle Böttcher y declarada monumento nacional en el año 1985.
Actualmente la casa se encuentra en manos del municipio, construcción adquirida en 2008 luego de cancelar 460 millones de pesos. Hoy se encuentra en proceso de restauración para convertirse en la sede de la Corporación Cultural Municipal (CCM) y la Escuela de Danza de Valdivia.
La Casa Prochelle II, conocida así por los valdivianos para distinguirla de su hermana mayor, fue construida por Oscar Prochelle Anwandter en 1923, casi 25 años después de la construcción de la primera. La casa consta de dos pisos, subterráneo, fuertes bastidores y una privilegiada vista al río. Fue sede de la Intendencia Regional durante algunos años, y actualmente es utilizada como sede del Consejo Regional de Los Ríos.
Ambas casas formaron parte del fundo "Criadero La Teja", existente en aquella época, que podía ser apreciado desde ese lado de la ciudad rodeada por caballerizas, huertos, lechería, invernadero y galpones.
Otro de los vestigios arquitectónicos más importantes de la colonización alemana es la casa de uno de los principales impulsores de la actividad económica de la ciudad, el colono alemán Carlos Anwandter, quien la construyó en la década de 1865, como obsequio para sus hijos.
La casona Anwandter es una construcción que posee dos niveles de estilo neoclásico, actualmente funciona el Museo Histórico y Antropológico Maurice Van de Maele, donde se exhiben colecciones de muebles y utensilios usados entre los siglos XVIII y XIX en las casas valdivianas.
A un costado de la casa se encuentran las ruinas de lo que fue la industria de la cervecería Anwandter, donde hoy se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Valdivia.
CON AIRES DE ESPAÑA
La huella de los conquistadores que pasaron por en esta ciudad dos siglos antes que los alemanes, también se pueden distinguir al recorrer la ciudad.
Durante la colonia, la constante visita de piratas y corsarios por el puerto de Corral impulsó que en 1645 la corona española mandara a construir una de las fortificaciones españolas más grandes de América. Una muralla que envolvía toda la ciudad junto a cuatro fuertes y castillos de defensa, fueron construidos para la protección del lugar.
De estas construcciones, corresponden al patrimonio histórico de la nación los Fuertes de: Niebla, San Luis de Alba, San Carlos, y San Sebastián de la Cruz; además, el Castillo de Niebla, los torreones Del Barro, y Los Canelos.
Estas últimas construcciones son el vivo testimonio de la época de conquista y colonia vivida en nuestro país. Fueron construidos como apoyo para a las entradas y salidas de la ciudad. El Torreón Del Barro está ubicado en la avenida Picarte, en el centro del la ciudad, y el Torreón Los Canelos se encuentra en la calle Yungay esquina Yerbas Buenas, en el casco antiguo de la urbe.
Ambas torres fueron construidas en 1774 por orden de don Joaquín de Espinoza Dávalos, gobernador de la época.
El Torreón Del Barro contenía un equipo de cañones de campana, cuatro soldados y un cabo. En 1785 este torreón se usó de prisión para el Coronel Tomás de Figueroa.
El Torreón Los Canelos fue la puerta del muro defensivo del extremo sur de la ciudad, donde comenzaban los extramuros. Está ubicado en la esquina de la calle Yerbas Buenas con General Lagos. Se declaró monumento nacional en el año 1926.
En la costa de la Bahía de Corral a 17 kilómetros de Valdivia se encuentra el fuerte de Niebla "Castillo de la Pura y Limpia Concepción de Monfort de Lemus" , fortificación cimentada en 1671 sobre el corte de un cerro.
Debido a la disposición del terreno, fue necesario extender la construcción de los fuertes en forma separada para defender el canal de navegación hacia Valdivia y la bahía de Corral.
Las fortalezas se dividieron en 3 fortificaciones: Castillo San Luis de Alba, Fuerte San Carlos y el Castillo de Niebla.
El Fuerte San Luis de Alba se ubica en la ribera sur de la bahía de Corral. A consecuencia de un gran terremoto parte importante de la construcción se derrumbó, por lo cual tuvo que ser reconstruido en el año 1679.
Hoy día, debido al grave deterioro que tiene esta construcción, no se permite su ingreso a público.
El Castillo San Sebastián de la Cruz se construyó en el año 1645 y se encuentra ubicado justo en el centro del puerto de Corral. Actualmente, en este lugar se acostumbra realizar recreaciones de lo que ocurría al interior del fuerte hacia el 1800, con soldados uniformados y armados a usanza de la época, como una semblanza de la vida civil y bélica que vivían los fuertes.
Por último, el fuerte de San Carlos, ubicado en el extremo occidental de la bahía de Corral, trata de una fortificación que inició su construcción en el año 1763 con planos de José Antonio Birt.
Esta defensa se utilizaba como un lugar blindado para el refugio de las tropas. En la actualidad sólo se conservan las ruinas de sus muros.
AL RESCATE DEL TIEMPO
El paso del tiempo ha traído sus consecuencias en la mayoría de los monumentos históricos de esta ciudad. El deterioro constante de estas construcciones ha encendido una luz de alerta frente a la amenaza persistente de la desaparición total.
A pesar de que se encuentran en calidad de monumentos históricos de Chile, la protección que se les brinda es precaria, ya que esta “distinción” no contempla la inyección de recursos públicos para su manutención. Este es el dilema que muchos de los propietarios de monumentos históricos viven a diario, debido a que no cuentan con los recursos necesarios para solventar los costos de manutención o restauración, ni salvar los latos trámites y permisos que deben obtener en instancias como el consejo Nacional de Monumentos Nacionales.
Así, las normas de conservación patrimonial, en lugar de promover la protección del patrimonio, llegan a ser el principal contrincante a la hora de querer rescatar parte de la historia y el tiempo.
La ley específica que las construcciones pertenecientes a esta categoría no se les puede realizar ningún tipo de alteración en su estructura, lo cual en muchos casos implica la incapacidad de realizar cualquier modificación para reforzar la estabilidad y preservación de estructuras que se encuentran a punto del desplome.
Este continuo deterioro de los monumentos ha llamado la atención hace un buen tiempo de las autoridades municipales, que han insistido desde 1998 sobre la necesidad de modificar le ley y lograr que el estado chileno invierta en su patrimonio. Este bicentenario podría ser la oportunidad de revertir la deuda con gran parte del sistema de fortificación conocido como el “antemural del pacífico”.
EL MUNICIPIO TOMA LA DELANTERA
La Municipalidad de Valdivia , con apoyo del Ministerio de la Vivienda , y luego de sortear innumerables trabas en el consejo de Monumentos Nacionales, logró la aprobación para destinar 300 millones de pesos para la reconstrucción de la antigua ciudadela edificada en torno al Torreón del Canelo , lo cual implicará cortar el tránsito de la calle Yerbas Buenas, para dejarla como paso peatonal. En el lugar se ha contemplado instalar cañones para aumentar la imagen de la antigua plaza fuerte.
Ha sido la misma corporación también, la que en los últimos años ha invertido en compra y restauración de otros inmuebles, como el Teatro Cervantes a través de Valdicor –empresa e la cual la entidad es socio principal junto al Serviu-; la Casa Prochelle 1 y 2; la restauración del mercado Municipal y la Feria Fluvial; la casona de Picarte con Hettich que alberga a la Biblioteca Municipal; el Parque Prochelle; el submarino y futuro Museo O’Brien; y el inmueble que alberga, en avenida Simpson, al Departamento Municipal de Educación.
Pero además, es propietaria de la denominada “Manzana de la Ciencia” que cobija al Centro de Estudios Científicos, y que desde 1999 inició la compra y restauración de inmuebles patrimoniales como el ex hotel Shuster y el ex hotel La Unión, para ponerlos a disposición del nodo investigativo a través de comodatos a 99 años.
El alcalde Bernardo Berger, ha señalado que “el ánimo de este municipio es poder retomar aquellos proyectos que están pendientes, y en conjunto sacarlos adelante en el menor tiempo posible en base a colaboración y buena voluntad”.
Pero va más al fondo, y agrega el edil que es necesario repensar la ley y darle un giro al actual marco legal que lamentablemente se torna contraproducente con su principal objetivo, y no contribuye a proteger las construcciones que se encuentran destruidas”.
De acuerdo a ello, se espera que durante el próximo año comiencen a materializarse los proyectos abocados a reconstruir y preservar los lugares relativos al patrimonio histórico y cultural de Valdivia.
Y como una forma de poner en el tapete de la discusión este tema, la Municipalidad de Valdivia lanzó este año su Calendario Oficial 2010 bajo el título “Valdivia, plaza fuerte" que contiene fotografías exclusivas de cada una de las fortificaciones españolas de la ciudad, con el fin de rescatar y destacar el patrimonio cultural y histórico perteneciente a Valdivia, pero también para sensibilizar a la comunidad sobre este tipo de instalaciones.
“Sólo cuando el Estado Chileno comprenda que para conservar deben existir facilidades para que tanto el privado como el público efectivamente lo haga, tendremos un real desarrollo patrimonial. Hoy sólo entidades como nosotros, con mucha perseverancia, esfuerzo, saltando innumerables escollos e inversiones cuantiosas, hemos logrado rescatar parte de estas piezas vivas de historia que conviven a diario con nosotros, y que hacen de Valdivia esta curiosa pero bella dualidad entre conservación e innovación” subrayó.