Empleo precario y mal remunerado, es la tónica en el mundo del trabajo  del Chile neoliberal, los tiempos en que un trabajador ingresaba a una empresa y trabajaban  hasta jubilar, quedaron en el pasado hace décadas, hoy nadie tiene el futuro asegurado, más aun, si la estructura remuneracional en las empresas más dinámicas, como sucede con el sector forestal, se construyen en un 50% por una remuneración base equivalente al sueldo mínimo y por un bono de producción que conforma  el 50% restante.

Esta estructura remuneracional, obliga al trabajador a auto explotarse, por cuanto si baja el ritmo de producción, bajan sus remuneraciones, debiendo mantener un ritmo de trabajo que ya a los 45 años de edad se complica y lleva al trabajador al despido, pasando a integrar el basto mundo de los precarizados.

Hoy  todo es eficiencia y emprendimiento, sin embargo lo que se oculta detrás de estas ideas abstractas, es una realidad de inseguridad, precariedad, angustia y miedo al futuro que quitan el sueño a miles de Chilenos y en particular de Valdivianos.

¿Pero que hacer frente a esta angustiosa realidad?, el sistema nos invita a refugiarnos en nuestro núcleo familiar más cercano y enfrentar individualmente los desafíos de la subsistencia, solicitando créditos de consumo, usando tarjetas y concurriendo a lo moles y tiendas a evadirnos de nuestras penurias cotidianas.

Esta dependencia del crédito se ha transformado en una eficaz herramienta de disciplina social, toda vez que una persona endeudada no se sindicaliza, no se moviliza,  no se agrupa con otras para resolver colectivamente los problemas de la subsistencia diaria.

Por lo expuesto, no es fácil la tarea que se nos presenta, en especial si tratamos de emplear las herramientas de la institucionalidad municipal, para enfrentar este escenario de  precariedad e incertidumbre.

¿Qué hacer desde el municipio?

Lo que debe marcar nuestro sello en la gestión municipal es el superar el clientelismo y las soluciones individuales a los problemas de empleo y sustento, para promover estrategias y soluciones colectivas.

La verdad es que desde hace tiempo que se han instalado en nuestra región experiencias como las ferias del trueque, las cooperativas de consumo o huertos urbanos, sin embargo estas iniciativas deben ser apoyadas y masificadas desde el municipio, por ello proponemos:

1.- Contar con una oficina de fomento productivo que incorpore en forma preferente las iniciativas colectivas, promoviendo la formación de una red de cooperativas de trabajo, consumo y servicios que constituyan un sector económico relevante en la comuna, a los cuales debemos agregar bancos del tiempo y ferias de trueque.

2.- Construir y fortalecer redes de comercialización de productos agrícolas entre vecinos de localidades rurales de la comuna y los habitantes urbanos de esta, apoyando  la instalación de puestos comerciales y prácticas de comercio justo en el ámbito local, incentivando de paso la soberanía alimentaría.

3.- Fortalecer y masificar iniciativas de auto consumo familiar que permitan aumentar el número de familias que producen total o parcialmente su alimentación  en patios y jardines.

4.- Desarrollar y difundir masivamente entre los habitantes de la comuna diversas técnicas permaculturales como composteras, huertos verticales, vermi composteras que permitan además de producir alimentos, tratar total o parcialmente los residuos orgánicos domiciliarios.

5.- Estimular la sindicalización promoviendo desde el municipio una escuela sindical que concentre sus actividades formativas entre jóvenes que estudian en colegios e institutos técnicos profesionales de la comuna.