Demencia en Noruega: ¿Accidente de un loco?

25 Julio 2011

Lo que ha ocurrido en Noruega es demencial. Es indescriptiblemente trágico.

 

Omar Pérez Santiago >
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Hace muy poco el rey sueco Carl Gustav y la reina Sylvia declararon en Polonia que la trilogía mundialmente famosa de Stieg Larsson, Millenium, daba una imagen equivocada de Suecia. La pareja real rey no sentía que el mundo de las novelas de Larsson sobre la mafia, las drogas y las  peligrosas asociaciones de extrema derecha fascista y las aventuras de la hackers Lisbeth Salander, pertenecían a la realidad. Un cierto tipo de suecos tienen un alto concepto de sí mismos, y ese orgullo les otorga un aire arrogante, de cierta superioridad. Una imagen de sí mismos que comparten con los noruegos y daneses y que el mundo en general acepta, como países decentes, igualitarios, seguros e incorruptibles. La imagen idílica de unos ciudadanos igualitarios en sus casitas rojas de campo, donde se reúne la familia a cantar y celebrar la noche de San Juan.

Viví en los años 80’s en Suecia, años de creciente rasismo en unos barrios como Holma, donde muchos inmigrantes vivían en condiciones laborales bastante limitadas. Y trabajé de profesor en Rosengard, un amplio barrio de inmigrantes, y pude conocer ampliamente las condiciones de sus vidas, y la casi nula posibilidad de ellos, de hacer un ascenso en la vida laboral sueca. Esos años hubo un crecimiento del Skanepartiet en la región, de raíces pro nazis, y su representante Carl P Herslow llegó a tener representación en el parlamento comunal. Desde los años 80 los grupos de ultra derecha han crecido en Dinamarca, Noruega y Suecia. La imagen más patética que recuerdo de Suecia fue esa noche en que mataron al primer ministro sueco, el socialdemócrata Olof Palme, el año 1986, en una calle de Estocolmo. El crimen quedó si resolver y volvería a ocurrir.  Anna Linh, líder del partido socialdemócrata, sería asesinada en un centro comercial de Estocolmo el año 2003.

Stieg Larsson, el autor de Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, participó desde entonces en un periódico anti rasista y se dedicó a denunciar las tendencias antidemocráticas, de extrema derecha y racistas en la sociedad. En el libro  La voz y la furia aparecen compilados los textos más importantes del escritor sueco sobre la extrema derecha, el racismo y el maltrato a las mujeres. Por eso recibió amenazas de los nazis, como cuenta su mujer, Eva Gabrielsson, en su reciente libro Millennium, Stieg y yo.

Aún así, los reyes suecos y cierta gente quieren hacernos creer en la imagen idílica de Suecia y de los países nórdicos. La pareja real tiene antecedentes nazis también, el padre del rey tuvo simpatías con el nazismo y el padre de la reina Sylvia perteneció al partido nazi.

Anders Behring Breivik, el sospechoso de los atentados que realizó la mayor masacre en la historia de la pequeña Noruega y una de las mayores en la historia reciente de Europa después de las que ocurrieron en Londres y Madrid, era de ultra derecha.

Tal como ha dicho Jan Guillou, otro relevante escritor sueco de novelas policiales, si fue un nazi el que mató a tantos inocentes en Oslo, la masacre “será considerada como si hubiera ocurrido un accidente de tráfico.” Anders Behring Breivik será tratado como un loco aislado y el fenómeno será tratado como la moda del “terrorismo solo”. Así podrán seguir creyendo con más tranquilidad en su idilio, y seguir postulando que los problemas sociales que ellos viven, son importados de un mundo muy malo.

Omar Pérez Santiago, escritor chileno, autor de Nefilim en Alhué


Omar Pérez Santiago

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