Guerra Mundial Z, con “Z” de Zión

Guerra Mundial Z, con “Z” de Zión

12 Julio 2013
La nueva película protagonizada por Brad Pitt, “Guerra Mundial Z”, ha generado una fuerte polémica a nivel internacional por sus alusiones al conflicto palestino-israelí, especifícame en torno al muro de hormigón que construye Israel en los territorios palestinos ocupados.
Sergio Zerené Harcha >
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En el último tiempo hemos asumido con cierta normalidad que la Hasbará o propaganda sionista nos bombardee periódicamente con películas, series de televisión o best sellers, en los que de alguna u otra manera, a veces más o menos explícita, se vierta alguna dosis de propaganda pro-israelí.

En efecto, la “Industria del Holocausto”, en su concepto técnico acuñado por Norman Finkelstein en su libro homónimo, se encuentra hoy en día de tal manera incardinada en los medios de comunicación de masas y en la cultura popular, que a veces no nos percatamos si quiera de su existencia. La victimización y el sufrimiento judío, explotado y promovido impúdicamente por esa maquinaria propagandística, se ha convertido en una constante y en un objetivo central de la política sionista mundial en su cometido por renovar permanentemente ese cheque en blanco que el mundo entero le ha otorgado al Estado de Israel para desarrollar su proyecto colonialista en la tierra de Palestina.

En ese orden de cosas, la nueva producción dirigida por Marc Forster y protagonizada por Brad Pitt titulada “Guerra Mundial Z”, se ha tomado ciertas libertades que a los ojos de cualquier espectador mínimamente informado sobre lo que acontece actualmente en Palestina ocupada, no pueden pasar desapercibidas.

Podríamos resumir el argumento de la película de la siguiente manera: Gerry Lane (Brad Pitt), es un funcionario de la ONU que tiene la misión de detener una pandemia mundial que convierte a las personas en zombies y que ha sumido al mundo en caos amenazando con extinguir a la especie humana. Para ello emprende un viaje por distintas partes del mundo buscando pistas sobre una posible cura.

Es así como el personaje llega a Palestina, específicamente a la ciudad antigua de Jerusalén ocupada ilegalmente por Israel en 1967 y presentada en el filme con el subtitulo: “Jerusalén, Israel”. Para ser sincero, no fue un hecho que llamara mayormente mi atención, ya que estamos tristemente acostumbrados a que se represente la totalidad del territorio palestino con el nombre ficticio de “Israel”. Eso sí, fue un preludio de lo que estaba por venir.

La lógica de la película era la siguiente: Israel tomó conocimiento de la existencia de esta pandemia mucho antes que otros gobiernos del mundo a través de su servicio de inteligencia, el Mossad. Es por este motivo, que las autoridades israelíes habrían comenzado con la construcción de un muro de hormigón para, literalmente, aislarse y proteger a su población del virus y de la amenaza zombie.

Entre las conversaciones que sostiene el personaje principal con el líder máximo del Mossad se hace una analogía entre los siguientes acontecimientos: el Holocausto, que se repite con tanto hastío que la palabra misma comienza a perder sentido; la Guerra de Yom Kippur que en palabras del líder sionista y conforme a la versión israelí de la historia “amenazó con arrojar a los judíos al mar”; y, finalmente, la nueva amenaza Zombie.

En este punto de la película, y habida cuenta que se relaciona la amenaza Zombie con hechos históricos de relevancia, la pregunta obvia que surgiría en cualquier espectador promedio sería: ¿Quiénes son, entonces, los “zombies”?

La respuesta viene dada por hechos de público y notorio conocimiento que dicen relación con la actual política de Apartheid impuesta por Israel en Palestina ocupada:

A partir del año 2002 el Estado de Israel comenzó la construcción de su “valla de seguridad”, más conocida mundialmente como el “Muro de la Vergüenza” o Muro del Apartheid. Las dimensiones de este colosal muro están diseñadas para abarcar cerca de 730 km de longitud, 8 metros de altura y 3 de espesor, es decir, dos veces más alto y cerca de seis veces más largo que el famoso Muro de Berlín. El objetivo declarado sería separar y aislar a la población palestina de los asentamientos israelíes, con el fin de proteger a estos últimos de “potenciales terroristas”.

La relación zombie-terrorista que hace el filme de manera deliberada no puede ser más evidente.

No obstante lo anterior, y volviendo a la realidad, ¿cuál es la verdadera finalidad de este muro? La respuesta la entrega su mismo trazado que serpentea como un río adentrándose en los territorios palestinos. Así, lo que busca realmente es apoderarse de los recursos hídricos y de las tierras más fértiles que se encuentran en la Ribera Occidental. En términos generales, el muro se anexa el 90% de las principales fuentes de agua de la zona y crea una frontera de facto, que contraviene las fronteras decretadas por las resoluciones 242 y 338 de la ONU.

Con todo, este monstruo fue declarado ilegal por un dictamen de la Corte Internacional de Justicia del 9 de julio de 2004, por amplia mayoría (14 votos a favor v/s 1 en contra), en cuya virtud Israel debería cesar inmediatamente su construcción, desmantelar las partes ya construidas y revocar cualquier legislación o regulación relativa al Muro, junto con indemnizar a los afectados por esta construcción. Sin embargo, Israel no ha acatado el fallo hasta el día de hoy, continuando con las expropiaciones y la construcción de este muro inhumano, contraviniendo impune y flagrantemente el derecho internacional, en una muestra más de prepotencia y desprecio contra la humanidad toda.

Siendo este el panorama actual, no podemos considerar seriamente como un hecho aleatorio la incorporación de esta idea de un “muro anti-zombies”, en una película tan masiva y con tantas expectativas como “Guerra Mundial Z”.

Quienes conocen mínimamente la forma en que opera la Industria del Holocausto, podrán concluir que se trata de otro intento desesperado por blanquear la imagen del Estado de Israel ante el mundo. Además de las escenas propagandísticas medulares que ya señalé, existe toda una tónica en la película, donde se muestran a los soldados del IDF (“Israel Defense Forces”), más acertadamente “Israel Occupation Forces”, combatiendo heroicamente contra los “zombies-palestinos” que se encaraman cual bestias arriba del muro para cruzar y comerse a los pobres israelíes. Y no es una ironía, es así como está planteado en el filme de manera explícita.  

 El Muro del Apartheid representa el actuar constante de la política colonizadora israelí, ya que busca liquidar toda posibilidad de un estado Palestino viable. Habida cuenta de lo anterior, no debería sorprendernos que “Guerra Mundial Z” constituya sólo un nuevo intento por introducir en el ideario colectivo la tesis sionista de la “valla de seguridad”. Eso sí, esta vez de manera sumamente explícita y desvergonzada.

Todo lo expuesto nos remite nuevamente al comienzo, al título mismo de la película. Es probable que la “Z” al final del título no sea un hecho deliberado, pero sí constituye un azar lleno de sentido. Un hecho que no puede pasar inadvertido, ya que se corresponde con la “Z” de Zión, palabra con la que debería rebautizarse el filme de este director, a modo de recompensa para él y su equipo. Y que no quepa duda de que la Industria del Holocausto también funciona con la lógica de la zanahoria y el garrote, del castigo y la recompensa.

 

 

 

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