En gran partido, Uruguay se corona campeón de América

En gran partido, Uruguay se corona campeón de América

25 Julio 2011

El equipo charrúa mostró un enorme nivel y en un dinámico partido, se coronó por decimoquinta vez como la mejor selección del continente. Por Jaime Caucao.

 

Jaime Caucao >
authenticated user

Menotti  dijo que esta versión de la Copa América era el pero evento futbolístico que el mundo había visto en diez años. Razón más, razón menos, lo cierto es que no fue lo que esperábamos, sobre todo si consideramos  que el cuadro final no tuvo a los actores esperados. Desilusión (y fracaso) para argentinos, brasileños y chilenos, y carnaval para peruanos y venezolanos, que hicieron un trabajo silencioso y se instalaron en semifinales. Triunfo de la estrategia, comentaron en la televisión los que tanto saben; una cachetada para los que relativizan la importancia de un cerebro en la banca y creen que los partidos se ganan sólo con individualidades. De ser por eso, la Argentina de Messi debió llevarse el torneo por secretaría.

Si bien es cierto vimos algunos partidos de muy buen nivel, el fútbol ofensivo no fue la premisa de la copa. Daba para pensar que la final sería una partida de ajedrez, con dos equipos muy cerrados, muy luchadores en la mitad del campo.  Y la verdad es que, afortunadamente, fue todo lo contrario. Desde el primer minuto, Uruguay salió con toda su fuerza a buscar el desnivel y logró meter en su arco a los paraguayos. Brillaron con todas sus luces hombre como Suárez y Forlán, una de las mejores duplas de delanteros del mundo, no tanto por su espectacularidad, si no por su eficiencia a la hora de definir y por sobre todo, de aguantar la pelota arriba. En ese aspecto son impresionantes, se mueven por todo el frente y encaran con fuerza, decisión y solidaridad. El tercer gol es un ejemplo claro de ello.

El partido se abrió a los ‘10 del primer tiempo. Antes ya lo había intentado el mismo Suárez, Forlán y Lugano. A partir de ahí, los charrúas administraron el encuentro frente a un Paraguay que no tuvo tiempo de cerrarse en el fondo, pues comenzaron a perderlo muy temprano y luego no tuvieron las mejores ideas para intentar empatarlo. Empujaron según se lo permitió su fútbol, y con eso también respondieron al hecho más bien criticable de que hayan llegado a la final sin ganar un solo partido. Esa impericia para generar juego y anotar de los guaraníes se hizo presente en esta final. Sin embargo, eso no evitó que las tarjetas amarillas para los volantes uruguayos, acostumbrados a la pierna fuerte, fueran cayendo rápidamente. Luego del primer gol, Pereira, Cáceres y el ruso Pérez vieron la cartulina por fuertes entradas. Fue Forlán, el estandarte de la celeste, el que le puso la palada casi definitiva a la final, cuando a los ’41 que tras pase de Arévalo, anotó con el arco descubierto.

El segundo tiempo tuvo buena dinámica, con Paraguay tratando de aproximarse y Uruguay buscando matar de contragolpe. La mejor llegada de los albirojos la tuvo Haedo Valdés con una impresionante volea de derecha que de haber entrado, hubiera sido un golazo magnífico. Pero la suerte estuvo del lado del campeón y la pelota se estrelló en el palo. Algunos cambios en ambos bandos buscaban refrescar las piernas, entre ellos el de Lucas Barrios, quien tuvo una triste despedida de la Copa: a pocos minutos del final, un desgarro sacó del partido al ex colocolino. Cavani, por el lado celeste, aportó con profundidad para el contragolpe. El tiempo se diluía sin que los guaraníes pudieran descontar, y la lucha terminó cuando nuevamente Forlán, tras contragolpe y habilitación de cabeza formidable de Suárez, definió de zurda ante el achique de justo villar. 3 a 0 para Uruguay y los río plantenses que levantan la Copa América por decimoquinta vez, superando a Argentina por un torneo. El carnaval se desató cuando el árbitro pitó el final y el Estadio Monumental de River Plate, atestado de camisetas celestes, fue el escenario donde una vez más, la garra charrúa brilló con todo su esplendor imponiendo su tradición. Recompensa merecida para ellos, que lucharon con decisión y orden por este objetivo. Para los equipos finalistas representa un realce de sus perspectivas con miras a la siguiente eliminatoria. Para Chile, una vez más, significó ver la fiesta de los otros por televisión. Nada más que eso.

 

Comentarios