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Imagen de Sergio Zerené Harcha

Jonathan, gracias por tus

Jonathan, gracias por tus comentarios. Los comparto plenamente.

Luis, lo que copiaste y pegaste no da ninguna respuesta y está lleno de inconsistencias.

No tiene sentido comparar a Israel con otros países para intentar justificarlo. Menos aún comparar la Limpieza Étnica de Palestina con las limpiezas étnicas que se llevaron a cabo en Sudamerica y otros continentes entre los siglos XVI y XIX. Estamos hablando de contextos completamente diferentes.

Israel fue creado luego de acuñada la frase "nunca más" post-II G.M., que a uds. les encanta repetir pero no practicar. Nunca más un nuevo holocausto para los judíos, pero sólo para Uds.

Israel fue creado en tiempos en que la conquista de territorios, la limpieza étnica y la colonización son absolutamente inadmisibles.

Por otra parte, es verdad que existen otros Estados "canallas" aparte de Israel. ¿Y? ¿Eso le da derecho a Israel para seguir masacrando al pueblo palestino? Que bajo el nivel del argumento...

Israel es un Estado facista, es miembro de la ONU, se autodenomina la única "democracia" de Medio Oriente, posee el apoyo de superpotencias como EE.UU. y la UE con las que celebra Tratados de Libre Comercio. Israel ocupa por la fuerza y de manera ilegal y permanente a un país llamado Palestina, que tiene miles de años de historia, y que ha sido reconocido por más de 100 países.

Israel intenta "judaizar" por la fuerza a Palestina, destruyendo su patrimonio cultural, arrasando cementerios milenarios y demoliendo mezquitas y edificios históricos. Quieren aniquiliar al pueblo palestino, física y culturalmente.

Israel es una vergüenza para la humanidad en pleno s. XXI. Sobre todo porque la historia nos muestra que nada es imposible. ¿Quién iba a pensar que los judíos, que fueron llevados como ovejas al matadero por los nazis fascistas, harían exactamente lo mismo con los palestinos? Sin mencionar que fueron los árabes quienes los acogieron mientras eran perseguidos por los europeos anti-semitas.

Te dejo otro discurso, esta vez de un judío ex-sionista de Tucumán-Argentina, Rubén Kotle:

"Nadie puede negar sus orígenes y comenzar las reflexiones que siguen, requieren remontarme a mi propia historia personal. La primera vez que estuve en Israel tenía 18 años. En 1993 terminado el colegio secundario en la escuela judía de Tucumán, al norte de Argentina, y como muchos jóvenes de la comunidad, decidía viajar para vivir una ?experiencia? en Israel, vivir un año allí presuponía para ese Estado la inversión en la posibilidad de reforzar mis lazos con la tierra, que según me decían, era de ?mis ancestros?... Hasta ese momento yo concordaba con la idea de dos Estados para dos pueblos. Parecía osado incluso plantear en aquel momento la necesidad que Israel devolviera todos los territorios conquistados en 1967.

Han pasado casi 20 años y luego de mucho estudio y muchas lecturas, me fui dando cuenta que mi propia formación transitaba peligrosamente los caminos que conducían a un tipo de educación cuasi fascista. Al tiempo de ir leyendo, estudiando y comprendiendo los claros oscuros de la política estadounidense en medio oriente y las acciones de Israel, descubrí otra ?historia judía? nunca narrada por las fantasías de alguno de mis ?maestros?. La historia entonces dejó de ser lineal, dejó de ser un mito, los árabes, más exactamente los palestinos, dejaron de ser mis ?enemigos? y comprendí que aquella tierra que me decían era ancestral y me pertenecía por derecho divino, no tenía absolutamente nada que ver conmigo. Incluso mis raíces se remontan a la antigua Rusia, a unos pueblos de lo que sería Ucrania muy seguramente. Mis orígenes eran eslavos y no semitas, aunque en cultura y tradición me había criado en el seno de una familia judía, no había lazo que me atara a Palestina, solo un falso sentimiento de pertenencia a una tierra lejana y sobre la cual se rezaba también en los templos, como si los lazos identitarios necesitaran ser reforzados ubicándolos junto a Dios.

La nueva tradición, reforzada por el sionismo naciente a fines del S. XIX nos hacía creer que nuestros lazos estaban en la tierra prometida, según los mandamientos bíblicos, aún cuando los padres mentores del sionismo y del nacionalismo judío, promovían sí la declaración de un hogar nacional pero no importaba si éste se erigía en tierra santa o en la Patagonia argentina. El lazo con Palestina lo fue creando cierto mito fundador, común, y esto hay que decirlo claramente, al surgimiento de todos los Estados modernos."

Para ver el art. completo: http://www.oicpalestina.org/ver_articulos.php?id=1223

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