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Se explica que para explotar un yacimiento minero debe haber un ingeniero, un superintendente de seguridad y otro de producción, de modo tal que se pueda tratar de encontrar un equilibrio entre el mineral que se extrae y las condiciones de seguridad de los trabajadores y de la mina. "El Superintendente de producción no puede imponerse al de seguridad para sacar más mineral, y eso en la pequeña minería sucede. Solo quieren sacar más mineral", tal como en los días anteriores han comentado en los aledaños de la mina muchos familiares y compañeros de los desaparecidos. el dirigente indicó que los trabajadores hace semanas que avisaban de que algo no andaba bien en el yacimiento San José, Nadie nos escucha, luego dicen que tenemos razón. Si se hubiese creído a los trabajadores ahora no estaríamos lamentando esto". Los "excelentes" braman por una Ley de flexibilidad laboral (ESCLAVITUD PUERTAS AFUERA).Aseguran estos sujetos, que sería beneficioso para el País. Claro que entienden por país al "selecto" grupo de accionistas del decil con más recursos. El otro 90% son sólo peones desechables, en Codelco, ya plantearon su preocupación por la flexibilidad laboral en las minas. Estos accidentes podrían volverse más frecuentes de prosperar las egoístas leyes de flexibilidad laboral. Por eso los trabajadores mineros deben hablar y golpear la mesa y que estudien a fondo en las condiciones en que trabajan los mineros en general. La solución al problema es que se formen sindicatos potentes y obligatorios. Son los trabajadores los que tienen que velar por su seguridad, sindicalizados. El Gobierno y su alianza debe escuchar el clamor, de una vez por todas..Intenciones de las hienas que "gobiernan". Increíble como la iglesia católica se preocupa de concretar jugosos negocios cuales fariseos en ves de hacer un llamado a la ciudadanía para en comunión de espíritu rogar para que los mineros retornen a sus familias. Es aquí cuando se conocen los amigos. "estuve enfermo y no me visitaste". Esto llama a la reflexión de que por un puñado de miserables pesos la vida queda en un segundo plano. Es el mundo frío e impersonal del neoliberalismo cavernario. Hoy más que nunca cobran valor estas palabras de Almeida Garrett: " Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico". Lamentablemente siempre tiene que ocurrir una desgracia para que se realicen los cambios necesarios para cuidar lo más importante, la vida de las personas.