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La terapia de la risa

04 Enero 2010
Los investigadores y también pacientes han descubierto que encontrar humor en las circunstancias que rodean a los problemas puede ser una de las grandes armas en la lucha contra el estrés. Por Aida Hermosilla.
Aida Hermosilla >
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Lo que realmente nos interesa no es reírnos por el hecho de reírnos (lo cual tampoco es algo para dejar de lado, sin embargo) sino como esto afecta, de forma muy positiva, a nuestro organismo.
En los últimos años, los investigadores médicos de todo el mundo, así como los terapeutas y maestros de yoga y otras disciplinas, se han concentrado en la investigación de estos efectos, por ser más que interesantes a la hora de proponer una terapia no sólo efectiva sino que también muy placentera, fácil de realizar y que no tiene ningún tipo de contraindicación. Porque no hay nada malo que pueda venir de reírse en demasía (bueno, tal vez si uno se ríe tanto que no puede respirar, pero ese no es un accidente especialmente común).
Los investigadores (así también como los propios pacientes) han descubierto que encontrar humor en las circunstancias que rodean a los propios problemas puede ser una de las grandes armas en la lucha contra el estrés, tanto el común como el que ocasionan las enfermedades graves (ya sean terminales o no). Es una de las pocas formas que la mente humana tiene de enfrentarse a la idea de la propia terminación, de que el tiempo se está acabando, sin caer en la más absoluta desesperación. Imaginemos que estamos en esa situación y pensemos que preferiríamos, si encerrarnos a llorar en un cuarto o ser capaces de reírnos de lo que está sucediendo.
La risa hace que nos sintamos mejor, en todo aspecto. Descubrir esto abre las puertas a múltiples posibilidades desde el punto de vista de la medicina y del tratamiento de pacientes con diversos problemas de salud. El tener un problema de cualquier tipo hace que el mantener una buena calidad de vida, que mantener la capacidad de disfrute de lo que sucede a nuestro alrededor nuestros se vuelva mucho más complicado. Pero una de las mejores formas de tratar de mantener la capacidad de “vivir bien” es mantener el buen humor.
Esto está aprobado y además podemos darnos cuenta fácilmente de que es cierto simplemente reflexionando sobre nuestra vida. Pero sus efectos, al igual que aquellos del estrés contra el que la estamos enfrentando no se reducen a ser positivos en el área de lo físico, sino que también es generadora de mejoras en lo mental y en lo emocional. En este último aspecto sus efectos son especialmente notorios, amén de prácticamente instantáneos, algo que todos debemos haber sufrido alguna vez.
Un momento de risa puede hacer que todo aquello que nos parecía tan malo hace tan sólo un par de minutos ya no sea tan grave o, al menos, nos despeja la cabeza para ser capaces de enfrentarlo de mejor manera. La risa desde el estómago, las carcajadas que realmente sentimos y aquellas durante las cuales nos reímos con todas las ganas, tienen un poderoso efecto de relajación sobre los músculos. Cuando reímos, ponemos en funcionamiento toda una serie de músculos. Pero, por otro lado, también dejamos en estado de total relajación todo el resto de ellos. Y son muchos más los músculos que no participan en el proceso de reírse que aquellos que si lo hacen.
Pero una vez que terminamos de reírnos, y cuando ya todos los demás músculos se han relajado, todos aquellos músculos de la cara (y, dependiendo del tipo de risa, muchos del tronco también) que estuvieron trabajando durante la risa también se relajan. Por lo tanto, la acción tiene lugar en dos etapas, y da como resultado el relax de todos ellos.
Lamentablemente, a diferencia de las enfermedades, los remedios y los tratamientos no son contagiosos, sino que cada uno debe seguirlos por su cuenta y con toda su fuerza de voluntad. Pero la risa si es contagiosa. Si alguien se ríe de algo cerca nuestro y lo encontramos gracioso, nosotros también nos reiremos. Y se producirá una retroalimentación que hará que cada vez nos riamos más y que se nos haga muy difícil detenernos. ¡Es, con toda probabilidad, el tratamiento más simple de seguir del mundo! Me gustaría ver que alguna vez inventen un jarabe para la tos que haga eso.
El humor y la risa son el camino hacia una actitud positiva. Es cierto que esta puede parecer muy difícil de tener cuando el mundo parece derrumbarse alrededor nuestro, cuando una enfermedad amenaza con acabar con todo. Pero es el momento en que más importante es ser capaces de mantenerla. La depresión y la desesperación solo nos ocasionan mayores problemas, no nos permiten disfrutar de todas las cosas agradables que tiene la vida, aún en sus peores momentos. Por muy graves que sean nuestros problemas, el humor nos da la posibilidad de ponerlos en perspectiva, de entender que si no podemos hacer nada para evitarlos, no tiene mucho sentido llorar por ellos. Hay que tratar de solucionarlos, pero no podemos caer en la desesperación que nos paraliza, sino luchar pero disfrutando del tiempo que tenemos. Es una liberación, es el dejar salir todas esas emociones negativas contra las que no podemos luchar, pero que tampoco podemos mantener encerradas.
Porque si mantenemos esas emociones en nosotros, nuestro organismo reacciona de acuerdo a esto, y los cambios que en él se producen pueden ser muy dañinos para nuestra salud. En cambio, la risa nos permite liberarlas y que los cambios sean positivos. Es, en definitiva, el camino a superar la enfermedad, si bien no desde lo físico (más allá de que también puede ser una importante ayuda para esto) al menos desde lo emocional. No hay nadie más ciego que el que no quiere ver, y no hay nadie más enfermo que el que se siente enfermo, que aquel que se regodea en su miseria y en sentir que todo lo que pasa en el universo está pensado para hacer de su vida un infierno.
¡¡¡Infinitas Bendiciones a tu vida¡¡¡

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