Buenas conversaciones, buenos futuros
María Angélica Haussmann: “Siempre fue el sueño de mi mamá permanecer en el recuerdo”
María Angélica Haussmann: “Siempre fue el sueño de mi mamá permanecer en el recuerdo”
15 Abril 2009
Conversamos con la dueña de uno de los cafés más tradicionales de Valdivia. Los temas fueron su negocio, la familia y cómo ha sido ser una de las pioneras en el negocio de los crudos. Por Stephanie Moller
Stephanie Moller >
authenticated user CorresponsalAl entrar al Café Haussmann se respira un olor agradable. Y no es sólo el olor a comida, sandwichs o pasteles, sino es el olor a algo cercano, amigable y sobre todo familiar. Es que este tradicional café de Valdivia es uno de los pocos que se mantiene intacto en sus años de existencia. “Nunca he querido agrandar” señala María Angélica Haussmann, la dueña.
Con casi 50 años de antigüedad, es el tamaño una de las mayores cualidades de este local. Según Haussmann, al ser pequeño puede estar más cerca de su clientela y disimular cuando hay pocos comensales. Así es esta mujer. Clara y directa al hablar.
Tradición Familiar
Mientras sus grandes ojos celestes resaltan, María Angélica nos empieza a contar la historia de su negocio: Corría el año 1852 cuando llegó un barco que traía a colonos alemanes a la zona. Posteriormente, sus abuelos se instalaron con un hotel en 1906 el que duró hasta 1958.
Según cuenta, fue en ese hotel donde empezó la tradición Haussmann, ya que el lugar era muy visitado por las famosas fiestas que allí se hacían, con orquesta incluida. “Dicen que las comidas eran extraordinarias y se lo comían todo, además estaba la orquesta de Johnny May, con su vocalista Hans Mayarholz y eran furor” dice.
Sus abuelos tuvieron 4 hijos, entre ellos el padre de María Angélica, Ricardo Haussmann, que conoció a su madre, Edith Doering. “Mi papá vio a mi mamá en una presentación de gimnasio y le echó el ojo y dijo ‘esa va a ser mía’” cuenta riendo. Dicho y hecho. Se casaron y tuvieron 3 hijos y “fueron muy felices”, asegura la hija chocha, a pesar de ser muy distintos. “Mi papá era bombero fanático y dormía con las botas al lado de la cama” señala.
Fue aquel feliz matrimonio el que en 1959 partió con el Café Haussman. En un principio estaba donde actualmente se encuentra el Shop Dog, pero a juzgar por el espacio -que era demasiado grande- decidieron cambiarse (en 1967) e instalarse donde ahora se encuentra: O’Higgins 394.
Cuenta que el personal lleva casi tantos años como la propia cafetería, “Algunos llevan acá cerca de 32 años” sostiene y no duda en afirmar que muchas veces eso ha traído complicaciones. “Ya tienen sus mañas” asegura. Aun así está feliz y reconoce que sin ellos su negocio no sería lo mismo.
Es que Café Haussman se reconoce como EL lugar de los crudos en Valdivia, “Tú nombras Valdivia y piensas en crudos, en cerveza, mazapanes y Calle Calle” afirma. Respecto a lo mismo, desde el año pasado comenzó a ampliar su rubro y creó la cerveza Haussmann, que por el momento sólo se vende en el local, pero con gran éxito.
El dilema del legado
Pero María Angélica reconoce una preocupación. Ninguno de sus tres hijos está muy interesado en el negocio familiar. El punto es que justamente es ese la principal fortaleza de este café: la atención casera. Es más, señala que "siempre fue el sueño de mi mamá permanecer en el recuerdo".
Fernanda es periodista. Rodolfo está a punto de titularse como Ingeniero Civil y Álvaro estudia Ingeniería Informática y es "metalero", dice su madre. De ellos, tal vez es la única mujer la que tiene más posibilidades de tomar las riendas del lugar en los próximos años, a pesar de que Rodolfo ha estado más metido. “Pero él es ingeniero y no le puedo estar cortando las alas” enfatiza.
¿Y la crisis?
“No he notado baja en la clientela, además la gente siempre va a tener plata para comer, a pesar de la crisis” dice. Y lo pudimos corroborar. A la hora de esta entrevista no pudimos sentarnos sino hasta un buen rato. Esto porque estaban llenas las mesas y no había espacio para que cayera una persona más.
La especialidad de la casa son los crudos. De hecho, el slogan del café es “los crudos que dan fama a Valdivia”, y aunque lo anecdótico es que María Angélica no los come, tiene clientela hasta de otras ciudades, que pasan a comerse un crudo cuando van viajando.
Pero también tiene pastelería. Sus torta estrella es la Kayser, que es de hoja con crema chantilly, merengue, frambuesa y cobertura de chocolate. También hay kuchen de nuez, de quesillo y pie de limón.
La buena comida de este local le ha hecho de una masa considerable de clientes habituales, incluso algunos con problemas existenciales llegan hasta la barra a beber cerveza y contarle sus problemas.
“Soy muy buena para conversar y el primer asiento de la barra siempre está hundido, porque vienen muchos a hablar conmigo” cuenta.
Es que claramente el éxito del local va también en esto. En la cercanía y simpática que tiene la dueña. ¿Qué valdiviano no conoce a esta mujer? Todos han pasado al café Haussmann más de una vez. Si no lo has hecho no sabes nada de nuestra ciudad.
Por lo menos ahora, no tendrás excusa para no ir a comer un buen crudo o tomarte una rica cerveza.
Con casi 50 años de antigüedad, es el tamaño una de las mayores cualidades de este local. Según Haussmann, al ser pequeño puede estar más cerca de su clientela y disimular cuando hay pocos comensales. Así es esta mujer. Clara y directa al hablar.
Tradición Familiar
Mientras sus grandes ojos celestes resaltan, María Angélica nos empieza a contar la historia de su negocio: Corría el año 1852 cuando llegó un barco que traía a colonos alemanes a la zona. Posteriormente, sus abuelos se instalaron con un hotel en 1906 el que duró hasta 1958.
Según cuenta, fue en ese hotel donde empezó la tradición Haussmann, ya que el lugar era muy visitado por las famosas fiestas que allí se hacían, con orquesta incluida. “Dicen que las comidas eran extraordinarias y se lo comían todo, además estaba la orquesta de Johnny May, con su vocalista Hans Mayarholz y eran furor” dice.
Sus abuelos tuvieron 4 hijos, entre ellos el padre de María Angélica, Ricardo Haussmann, que conoció a su madre, Edith Doering. “Mi papá vio a mi mamá en una presentación de gimnasio y le echó el ojo y dijo ‘esa va a ser mía’” cuenta riendo. Dicho y hecho. Se casaron y tuvieron 3 hijos y “fueron muy felices”, asegura la hija chocha, a pesar de ser muy distintos. “Mi papá era bombero fanático y dormía con las botas al lado de la cama” señala.
Fue aquel feliz matrimonio el que en 1959 partió con el Café Haussman. En un principio estaba donde actualmente se encuentra el Shop Dog, pero a juzgar por el espacio -que era demasiado grande- decidieron cambiarse (en 1967) e instalarse donde ahora se encuentra: O’Higgins 394.
Cuenta que el personal lleva casi tantos años como la propia cafetería, “Algunos llevan acá cerca de 32 años” sostiene y no duda en afirmar que muchas veces eso ha traído complicaciones. “Ya tienen sus mañas” asegura. Aun así está feliz y reconoce que sin ellos su negocio no sería lo mismo.
Es que Café Haussman se reconoce como EL lugar de los crudos en Valdivia, “Tú nombras Valdivia y piensas en crudos, en cerveza, mazapanes y Calle Calle” afirma. Respecto a lo mismo, desde el año pasado comenzó a ampliar su rubro y creó la cerveza Haussmann, que por el momento sólo se vende en el local, pero con gran éxito.
El dilema del legado
Pero María Angélica reconoce una preocupación. Ninguno de sus tres hijos está muy interesado en el negocio familiar. El punto es que justamente es ese la principal fortaleza de este café: la atención casera. Es más, señala que "siempre fue el sueño de mi mamá permanecer en el recuerdo".
Fernanda es periodista. Rodolfo está a punto de titularse como Ingeniero Civil y Álvaro estudia Ingeniería Informática y es "metalero", dice su madre. De ellos, tal vez es la única mujer la que tiene más posibilidades de tomar las riendas del lugar en los próximos años, a pesar de que Rodolfo ha estado más metido. “Pero él es ingeniero y no le puedo estar cortando las alas” enfatiza.
¿Y la crisis?
“No he notado baja en la clientela, además la gente siempre va a tener plata para comer, a pesar de la crisis” dice. Y lo pudimos corroborar. A la hora de esta entrevista no pudimos sentarnos sino hasta un buen rato. Esto porque estaban llenas las mesas y no había espacio para que cayera una persona más.
La especialidad de la casa son los crudos. De hecho, el slogan del café es “los crudos que dan fama a Valdivia”, y aunque lo anecdótico es que María Angélica no los come, tiene clientela hasta de otras ciudades, que pasan a comerse un crudo cuando van viajando.
Pero también tiene pastelería. Sus torta estrella es la Kayser, que es de hoja con crema chantilly, merengue, frambuesa y cobertura de chocolate. También hay kuchen de nuez, de quesillo y pie de limón.
La buena comida de este local le ha hecho de una masa considerable de clientes habituales, incluso algunos con problemas existenciales llegan hasta la barra a beber cerveza y contarle sus problemas.
“Soy muy buena para conversar y el primer asiento de la barra siempre está hundido, porque vienen muchos a hablar conmigo” cuenta.
Es que claramente el éxito del local va también en esto. En la cercanía y simpática que tiene la dueña. ¿Qué valdiviano no conoce a esta mujer? Todos han pasado al café Haussmann más de una vez. Si no lo has hecho no sabes nada de nuestra ciudad.
Por lo menos ahora, no tendrás excusa para no ir a comer un buen crudo o tomarte una rica cerveza.
Comentarios
Suena a algo imperdible. La
Suena a algo imperdible. La verdad estoy ansioso de conocer Valdivia y mas aun conocer esas tradiciones que hacen de esta ciudad un a de las mas encantadoras de Chile. Sin duda una detencion muy necesaria será Haussmann
Me encantaria conocer este
Me encantaria conocer este lugar y aprovechar de saludar a Ma Angelica . Fuimos compañeras en el colegio . Ella siempre fue muy alegre . Vivo en Stgo desde los 18 años . Ma Angelica , te felcito por haber sabido mantener en el tiempo , la obra que comenzaron tus padres .
Un abrazo .
VVC
¿Completo?: el Dominó, en
¿Completo?: el Dominó, en Santiago.
Sanguche de sopaipillas con arrollado: el Chico Ernesto en el mercado de Chillán.
Longanizas: las del Aliro, en San Carlos.
¿¡CRUDOS!?: LOS DEL JAUSMAN, en Valdivia. ¿Qué más puh!
Que buena entrevista no apta
Que buena entrevista no apta para leerla a hora de almuerzo, porque el apetito se abre inmediatamente.
Recuerdo cuando llegué desde Arica a Valdivia, lo primero que me dijieron era que no me podia ir de la ciudad sin antes probar los crudos del Haussmann... y todos quienes me lo recomendaron, tenián razón. Definitivamente uno de los mejores locales tradicionales de la zona.
Por cierto que los crudos
Por cierto que los crudos del Haussmann son muy buenos. Y qué decir del pernil! Me pregunto qué pasará ahora que las autoridades de salud recomiendan no comer carne cruda para evitar contraer listeriosis, si esto hará que disminuya el consumo de crudos. Lo más probable es que pase como con la salmonella en la mayonesa casera o con la marea roja en los mariscos crudos: todos sabemos que el riesgo de contagio existe, pero seguimos consumiendo estos productos. ¡El sabor es más fuerte!
María Angélica me parece
María Angélica me parece una mujer admirable, luchadora y emprendedora, amiga de sus amigos. Es una hermosa postal de Valdivia que ornamenta y prestigia a la ciudad y su gente. Que sus sueños se hagan realidad y continúe en la senda del éxtito y de aporte al desarrollo local. Con afecto y admiración.
Este es un lugar muy bueno,
Este es un lugar muy bueno, sus crudos y pastelería son absolutamente los mejores del sur de Chile.
Soy de Osorno y cada vez que
Soy de Osorno y cada vez que voy a Valdivia paso a comer crudos.
Son los mejores.
Ciertamente el Café
Ciertamente el Café Haussmann marca la diferencia!!!
Tuve la suerte de visitarlo durante mi estadía en Valdivi y, sin exagerar, la torta Kayser cambió mi vida! jeje