Un panorama bastante desolador se avecina para las millones de chilenas que hemos optado por algún método anticonceptivo, pues ahora los grupos Pro-vida, aliados con la Derecha y la Iglesia Católica han puesto en entredicho el uso del popular DIU o Dispositivo Intrauterino.

Según sus argumentos, presentados en el Tribunal Constitucional, donde se estudia la presentación hecha en contra del Ministerio de Salud por “la píldora del día después”, los DIU son abortivos, pues impedirían la implantación del huevo fecundado en el útero, además de ser un método anticonceptivo, o sea en contra de la concepción.
Actualmente en Chile más de tres millones de mujeres usan algún método para prevenir embarazos. De esa cifra cerca de un millón y medio usa DIU. El método, junto con demostrar una alta eficacia, es económico y además evita que miles de mujeres mueran por un aborto, práctica a la que se recurre cuando existe un embarazo no deseado o mal planificado.
El uso de los dispositivos intrauterinos se instaura en Chile en los años 60, como parte de la política de planificación familiar que instala el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Y su finalidad es apoyar a las familias que quieren controlar la natalidad o el número de hijos que pueden tener de acuerdo a la realidad que viven.
Lamentablemente la visión sesgada de un grupo de personas que se autocalifican como a favor de la vida y de la actitud celadora de los 36 parlamentarios de la alianza, están colocando en riesgo la posibilidad que nosotras, las mujeres, podamos decidir que método de prevención de embarazo queremos usar, pues ya no les basta con prohibir la píldora de emergencia, sino que también buscan deslegitimizar el uso de los DIU.
Me pregunto si acaso estos hombres y mujeres que defienden la vida, serán capaces de asumir los costos que significaría traer niños al mundo sin un sostén económico. Serán capaces ellos y ellas de responsabilizarse frente a la sociedad por los abortos que implicaría la eliminación de los métodos DIU.
Esta situación se torna aún más grave, pues la Iglesia Católica no sólo ha tomado palco sino que también se ha convertido en una de las instancias alegadoras sobre el tema. Me pregunto ¿qué saben los sacerdotes y los obispos de sexualidad, si cuando entre sus filas ocurren actos de pedofilia o de homosexualidad, prefieren el silencio y el traslado del cura que mancha la sotana? ¿Qué saben ellos de planificación familiar, si no están casados?
De acuerdo a la información que emana de La Nación Domingo, el abogado y presidente de la entidad Pro-vida, Jorge Reyes, expresa que con su presentación al TC, no quieren “coartar la libertad sexual del pueblo chileno. Pero esa libertad está limitada por el derecho a la vida del niño que está por nacer”.
De ser escuchados los alegatos de los grupos pro-vida, los avances más importantes en términos de Derechos Reproductivos volverían a fojas cero, afirma La Nación Domingo.

La opinión es compartida por Pamela Eguiguren, especialista en temas de género de la escuela de salud pública de la Universidad de Chile, quien señala que “las normas de regulación han permitido que las mujeres ingresen al mundo laboral, tomar decisiones y hacer uso de los métodos y la tecnología que la humanidad ha puesto a disposición. Aquí lo que se está haciendo es una vulneración de los derechos”.
Por ahora sólo resta esperar el pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre esta presentación que busca prohibir el uso de la píldora del día después y los dispositivos intrauterinos. Una pelea que está alejada de los grandes medios de comunicación, ya que de esta forma mientras menos lo sepa la gente, menos presión habrá sobre un tema personal y privado como es la elección del método anticonceptivo que las mujeres queremos usar.
Y usted ¿qué opina?

Fuente:La Nación Domingo