Sábado10 de noviembre. 9:30 de la mañana. Tres buses aguardan en el sector helipuerto de la costanera de Valdivia para trasladarnos a Mehuín. Debemos llegar a la caleta antes de las once de la mañana para participar de la Concentración Ciudadana por la Defensa del Mar.

Somos alrededor de 200 personas las que viajaremos 55km al noreste de Valdivia para apoyar a los pescadores artesanales en la lucha contra el ducto que CELCO pretende construir en la zona.

Nos subimos al segundo bus. El pasajero más joven tiene sólo 2 años. Y es que una constante, dentro de las manifestaciones ciudadanas contra la empresa del grupo Angelini, es la activa participación de familias completas, y claramente esta no es la excepción.

El viaje dura una hora y media, siendo constantemente custodiados por dos motoristas de Carabineros, quienes desde hace cuatro días reforzaron su contingente en el retén de Mehuín con fuerzas especiales traídas de Temuco y Valdivia.

Llegamos a la caleta y la protesta se convierte en una fiesta. Trutrucas, tambores y guitarras acompañan una caminata que termina cuando llegamos a un sencillo escenario construido con las mesas de la sede del club deportivo. Desde ahí se pronunciarán incendiarios discursos contra la empresa y emotivas arengas de ánimo y resistencia para los pescadores.

En el acto central estábamos reunidos estudiantes, lafquenches, pescadores, profesionales, niños y adultos venidos de lugares tan lejanos como Gualeguaychú, en la frontera Argentina con Uruguay, donde su lucha es contra una planta de celulosa de propiedad de Botnia, compañía finlandesa. Nuestro factor común: la exigencia de vivir en un ambiente libre de contaminación.

Acostumbrados a los clásicos discursos ambientalistas escuchados en marchas y manifestaciones anteriores, esta vez fuimos sorprendidos por una carta de apoyo desde la Cumbre por la Amistad y la Integración de los Pueblos Iberoamericanos, dando respaldo internacional a los pescadores artesanales que se mantienen en la vereda de la resistencia.

Reivindicando el método piquetero de “corte de ruta y asamblea”, escuchamos a un emocionado Hugo Domatto, que viajó desde Gualeguaychú para acompañarnos en la concentración ciudadana. Su mensaje fue claro: “esta lucha la van a ganar y bien, y si no se logra por las buenas, tienen que utilizar cualquier tipo de medios. Hay que erradicar esta celulosa de acá”.

Y cuando aún no terminaba de hablar el argentino, las mil personas reunidas en ese momento comenzamos a cantar ¡Mehuín primero, fuera los coimeros!

La protesta se prendió. Nuevamente escuchamos trutrucas. Surgen improvisados bailes entre quienes escuchábamos los discursos de los dirigentes y continúa la fiesta ciudadana. Pero sube una mujer al escenario y todos los mehuinenses se aprontan a escuchar. Yo no la conozco, pero inspira un respeto único entre sus cercanos.

Gino Vallestero la presenta: “esta mujer hace once años sufrió lo mismo que hoy sufre la compañera Maria Inés en la cárcel, por luchar con los pescadores, por luchar contra el ducto ¡María Inés, estamos contigo! ¡Estas en la cárcel, pero más presente que nunca entre todos nosotros!”

Aún desconozco cómo se llama esta señora de un metro sesenta de estatura pero que sobresale entre todos sus pares. Trae un mensaje desde la cárcel, de su compañera María Inés: “firmes compañeras, luchemos hasta el final”. Nos habla a los asistentes como si fuera una madre aconsejando a sus hijos. Inspira en nosotros un sentimiento de confianza en sus palabras, al mismo tiempo que comienzan a erizarse nuestros vellos.

“Once años atrás yo también fui castigada y pagué con cárcel mi oposición al ducto. Y sigo aquí, como mujer y madre, defendiendo nuestra tierra, nuestro mar y nuestras familias, sin vender jamás mi conciencia ni la de mis hijos”.
Seguimos escuchando atentamente las palabras de esta mujer de pescador y madre de buzos mariscadores. Ahora, nos regala una poesía escrita por otra mujer de mar.

“Mehuín es mi pueblito, digno de admiración, donde los verdaderos porteños dicen no a la contaminación. Qué se creen esos celulosos que Mehuín es basurero, nosotros no somos los vendidos, váyanse lejos con su chiquero. Creyeron que con su plata a la mayoría iban a comprar, váyanse ligerito, si no otro gallo les va a cantar. A los que ya se vendieron, no pudieron antes pensar, que son muchos los pescadores que a sus familias deben alimentar. Que tristeza es la que siento de ver a los mehuinenses vendidos, no pensaron en su mar que los alimentó siendo críos. Dónde se había visto la sinvergüenzura total, se dice que esta vendida esa señora que se llama fiscal. Queremos que las gaviotas vuelen en aire puro, y que sabrosos sean los peces, desde Mehuín con fuerza decimos, ¡El mar es nuestro futuro!”.

Algunos ríen. Otros gritan. Pero la mayoría aplaudimos en silencio en señal de respeto y admiración por la valentía demostrada por estas mujeres durante los once años que llevan luchando.

Termina la primera jornada del encuentro y nos disponemos a almorzar. Todos los restaurantes de la caleta están abiertos y coordinados para donar el 100% de sus ingresos durante esas horas al Comité de Defensa del Mar. Con este dinero de financia principalmente el combustible de las lanchas que sabotean los estudios que CELCO realiza en la zona.

Ya son las cuatro de la tarde y nos disponemos a marchar. Por el temor a que Carabineros reprima esta manifestación, algunas personas se quedan con sus hijos en la caleta, los otros iniciamos la caminata. Durante el recorrido por Meuhín pasamos por la casa de uno de los dirigentes que firmaron el acuerdo con CELCO, una de las pocas donde no flamea una bandera de “no al ducto”. No hubo piedras contra los ventanales. Nadie les cortó la luz. Unos pocos gritaron o los insultaron; otros muchos simplemente miramos, nos decepcionamos y seguimos.

Regresamos de la marcha y la siguiente actividad es una muestra documental donde “La Batalla de Mehuín” era el video más esperado. Esta producción consiste en el registro del enfrentamiento que tuvieron los pescadores con la Armada de Chile en agosto del 2006.

Mientras vemos los documentales los tres buses que nos trajeron desde Valdivia se preparan para el regreso. Los dirigentes y “dueños de casa” nos dicen que estemos alerta, que no nos olvidemos de la lucha que estamos dando. Que apenas lleguemos de regreso a nuestras ciudades de origen comencemos a difundir lo que aquí hemos vivido.

Parte la gente de la octava región. Se retiran las lanchas de los pescadores de sectores cercanos. Salen las caravanas de vehículos de regreso a Panguipulli, Temuco y Concepción. Y nosotros ya estamos en los buses alejándonos de la caleta, acomodándonos para dormir un poco y reflexionar después de un día completo de emociones, experiencias nuevas, conversaciones, sopaipillas y empanadas de mariscos, todavía libres de contaminación, que esperamos seguir disfrutando por mucho tiempo más.